miércoles, 11 de febrero de 2009

Formación Litúrgica

MOBILIARIO LITÚRGICO DEL TEMPLO

Veamos el mobiliario litúrgico del templo es decir, el conjunto de muebles y enseres que adornan o completan el interior del templo:

* PILA DE AGUA BENDITA: Es lo primero que se encuentra, al entrar en una iglesia, es una o dos pilas de agua bendita. Es un símbolo: purificarnos antes de comenzar una acción litúrgica en el templo sagrado. Esta agua bendita es un sacramental, que debemos aprovechar con devoción, fe y reverencia. Lamentablemente en muchos templos ya no se encuentran estas pilas, en este caso recurra a su párroco y con caridad y cortesía ruéguele que las coloque.

* PILA BAUTISMAL: Los antiguos baptisterios han quedado hoy reducidos a una pila de piedra o de mármol, más o menos grande y artística. Se la coloca en un ángulo de la Iglesia contigua a la entrada ; también en una capilla separada por una verja. Hoy se tiende a emplazarlas en el presbiterio. A todo buen cristiano debe inspirar agradecida devoción la pila bautismal, donde fue espiritualmente regenerado y hecho hijo adoptivo de Dios y miembro de la comunidad eclesial.

* PÚLPITO: En algunos templos antiguos puede vérselo. Estaba adosado al muro o en alguno de los pilares de la nave o del presbiterio. Desde el púlpito se predicaban los sermones, la voz llegaba fuerte a la gente y el sacerdote podía ver a todos desde el mismo.

* AMBÓN: Es el lugar desde donde se proclama la Palabra de Dios, y hacia el cual se dirige espontáneamente la atención de los fieles durante la liturgia de la Palabra. El Misal señala: “Conviene que en general este sitio sea un ambón estable, no un atril portátil”. En la introducción al Leccionario especifica: “un lugar elevado, fijo, dotado de la adecuada disposición y nobleza, de modo que corresponda a la dignidad de la Palabra de Dios y al mismo tiempo recuerde con claridad a los fieles que en la misa se prepara la doble mesa de la Palabra y del Cuerpo de Cristo”. Se usa sólo para proclamar las lecturas, cantar o leer el salmo responsorial y el pregón pascual, la homilía y la Oración Universal u Oración de los Fieles.No debe usarse para el guía ni para el cantor o director de coro.

* EL CONFESIONARIO: donde Cristo, a través de su Iglesia, en la persona del sacerdote, administra y ofrece el sacramento de la confesión para el perdón de los pecados de los hombres. A partir del concilio de Trento, en el siglo XVI, aparecieron los confesonarios cerrados a los lados, con paredes provistas de rejilla. Los confesonarios actuales son funcionales y prácticos, y están situados en lugares especiales de la iglesia o en capillas penitenciales. Debe añadirse que no es un mueble que ha caído en desuso, sino que en todo templo debe haber al menos un confesionario.

* LAS ALCANCÍAS: destinadas a recoger las limosnas de los fieles, para el culto, la caridad de los necesitados, o necesidades de la parroquia, para las vocaciones. Dichas alcancías sirven para fomentar la caridad y la generosidad de todos.

* LOS BANCOS: Para sentarnos y escuchar la Palabra de Dios, pasar un rato de meditación íntima con el Señor.

* LAS IMÁGENES: Ya sean pinturas o esculturas. Son incentivos de devoción, medios de instrucción y elementos para el culto de Dios y de los santos. No son signos de superstición ni de idolatría.

* EL VÍA CRUCIS: Son 14 cuadros o imágenes que representa el camino de la cruz y las escenas de la Pasión del Salvador, recordándonos el camino doloroso de Jesús para salvarnos.

* LAS LÁMPARAS: Las velas se encienden para los actos litúrgicos. Siempre queda encendida una lámpara, la del sagrario. Ella es fiel centinela que asiste día y noche, en nombre del pueblo cristiano, al Divino solitario del sagrario, Jesús. Esa lamparita indica la presencia real de Jesús sacramentado. Las velas simbolizan, también, nuestras vidas que deben ir consumiéndose al servicio de Dios, en el silencio de nuestra entrega generosa y abnegada.

* EL ÓRGANO: En el rito latino es el instrumento más tradicional. Existe para el órgano una bendición ritual, antes de su inauguración para el culto. Así dice el documento del Vaticano II: “téngase en gran estima en la iglesia latina, el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales” (SC. nº 120).

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