jueves, 13 de octubre de 2011

NUEVA ETAPA

Con esta entrada quiero anunciar a los estimados seguidores y demás visitantes de este blog, que he decidido cerrar la edición del mismo, con la finalidad de integrar las futuras entradas sobre temas específicos de liturgia en otro blog del que soy responsable, llamado "QUIEN DICEN QUE SOY".

Las entradas de este blog permanecerán, por lo tanto quien desee hacer algún comentario lo podrá hacer.

Los invito a visitar mi otro blog, para lo cual les dejo la dirección: http://quiendicenquesoy.blogspot.com

jueves, 6 de octubre de 2011

La Plegaria Eucarística


La revista on line de la editorial San Pablo ha publicado el siguiente aporte de la liturgista Celia Escudero. En razón de  la importancia  y su utilidad para quienes se interesan por estos temas, se publica en este blog.

El Pueblo de Dios alaba al Padre por la Salvación 

En la Eucaristía la Iglesia celebra, expresa y vive su necesidad de dar gracias a Dios por Cristo y el Espíritu. El dar gracias se expresa a través de la alabanza, actitud y sentimiento que impregna el momento central y fundamental de la celebración eucarística.

En la consagración del pan y del vino, cuando el sacerdote, en nombre de Cristo hace memoria de la Pascua de Jesús, las ofrendas se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Todas las oraciones, gestos y palabras de este momento, conforman la Plegaria Eucarística que es una gran alabanza a Dios por la salvación que nos brinda a través de Cristo y por obra del Espíritu Santo. A partir de la reforma litúrgica del Vaticano II, la Iglesia quiso rescatar algunas antiguas Plegarias Eucarísticas y crear otras para las actuales generaciones, incluyendo algunas para las misas con niños. Esta rica diversidad se expresa a través de una estructura propia, única, que aparece en todas ellas. 


La primera parte de esta oración es el Prefacio, una bendición dirigida a Dios Padre, que recuerda distintos aspectos de la historia de salvación obrada en Cristo. Esos aspectos, que aparecen en distintas fiestas litúrgicas, dan origen a unos ochenta prefacios. Esta oración termina con la Aclamación o Santo, que la asamblea recita o canta como respuesta gozosa, uniéndose a la alabanza del que preside. El contenido de esta aclamación  menciona a los ángeles y santos, todos aquellos que alaban a Dios, al igual que los que constituimos la asamblea que celebra. 
El momento que sigue comienza invocando al Padre para que por medio del Espíritu Santo santifique los dones del pan y del vino y los transforme en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esta invocación recibe el nombre de epíclesis. Con ella se  resalta cómo la presencia viva de Cristo, actúa en los sacramentos con la fuerza transformante y santificadora de su Espíritu.


Lo que llamamos momento de la consagración, se da dentro del relato de la última cena, a través del cual se renueva y hace presente hoy, el acontecimiento salvador que relata. Las  palabras de Jesús “Hagan esto  en memoria mía”, indican que ante nosotros, en la fe, no solo se recuerda, también se actualiza, se hace presente el Misterio Pascual de Cristo. Este momento, llamado memorial, hace presente de modo sacramental el misterio que celebramos. Por eso nosotros, los que conformamos la asamblea allí presente, respondemos con una aclamación “anunciamos tu muerte…”, a través de ella conmemoramos un pasado salvador que se hace presente en ese momento sacramentalmente y nos proyecta al futuro que nos plenificará  en nuestra pascua personal a la hora de la muerte y a toda la creación en la segunda manifestación del Señor al final de la historia.




A continuación se expresa la comunión de la Iglesia de la tierra y del cielo, al mencionar al Papa y demás miembros del Pueblo de Dios, junto con el recuerdo de los difuntos, para que todos podamos llegar a la salvación. El recuerdo de los santos, es proponer una meta que ellos ya alcanzaron y que con su ayuda, méritos e intercesión aspiramos a alcanzar.


Esta gran alabanza a Dios termina glorificando al Padre por Cristo, en la unidad del Espíritu Santo.  Se la denomina doxología final, porque los fieles alabamos la doxa o gloria, propia de Dios al responder con un Amén a la aclamación del sacerdote.


La actitud en nuestra participación en la Plegaria Eucarística, debe llevarnos a admirar este misterio, con ojos de fe, sin pretender una explicación, ya que el misterio se acoge con el corazón, para que penetre nuestra vida. El misterio no son las palabras o los signos, es la realidad que nos indican y a la que nos remiten.


La Plegaria Eucarística es el momento más importante porque en el se nos manifiesta y ofrece la salvación, que de acogerla, compartirla y alegrarse en ella, se hace efectiva para cada uno de nosotros. Por eso, nuestra participación es a través del silencio que admira, escucha, acoge lo que se proclama, cree y se  goza en la fe.


(Fuente: San Pablo - Revista on Line)

sábado, 1 de octubre de 2011

Intenciones del santo Padre para el mes de octubre

Intención General: Por los enfermos terminales, para que en sus sufrimientos sean sostenidos por la fe en Dios y por el amor de sus hermanos.
Intención Misionera: Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial acreciente en el Pueblo de Dios la pasión por la evangelización y el apoyo a la actividad misionera con la oración y la ayuda económica a las iglesias más pobres.

martes, 20 de septiembre de 2011



Esta noticia, aunque escueta, es una gran noticia, ya que se enmarca en el Nº 114 de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia "Sacrosantum Concilium". Damos gracias a Dios por este emprendimiento y elevamos nuestra oración para que de frutos abundantes y duraderos.

La catedral metropolitana (San Martín 11, Buenos Aires) realizará, todos los martes y viernes de septiembre, a las 20, una convocatoria de audición para la formación de la “Capilla Musical de la catedral primada de Buenos Aires”.

     En primera instancia, el objetivo del proyecto consiste en la formación de un coro estable para los servicios musicales en la liturgia solemne de la catedral primada. Estas celebraciones se llevan a cabo los domingos, a las 11.30.
     El coro abordará, tanto para las celebraciones como para las clases de técnica y lectura, obras que pertenecen al repertorio sacro tradicional de la Iglesia: canto gregoriano, polifonía sagrada (antigua y moderna), y cantos populares.
(Fuente: Aica)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El problema de la música litúrgica: fruto de un retraso cultural en la Iglesia


El blog "La buhardilla de Jerónimo" ha publicado el texto que sigue. Creo que es un tema conveniente que sea leído por quienes tienen responsabilidades en los grupos de música y canto en las parroquias. 

El problema de la música litúrgica: fruto de un retraso cultural en la Iglesia


Presentamos un artículo del profesor Aurelio Porfiri, director de coro y experto en música litúrgica, en el cual analiza con gran lucidez las causas profundas de algunas actitudes frente a la música litúrgica en la Iglesia católica.

Desde hace mucho tiempo vengo reflexionando sobre algunas tendencias que se han verificado en las últimas décadas en el ámbito de la Iglesia católica, con atención del todo particular a la música litúrgica. He leído mucho sobre este tema y también he escrito mucho. Ahora me doy cuenta de haber sido víctima de una suerte de impaciencia, una sensación que crece cada vez más en mí y provoca a veces que leer y escribir me resulte más difícil. ¿Por qué ocurre esto? Quiero dar un ejemplo que, espero, ayudará a aclarar mi punto de vista. Hay muchas personas que sufren de depresión; algunas de estas, en consecuencia, no comen o comen poco. A veces quienes están cerca de estas personas dicen cosas de este estilo: debes comer más… o cosas similares. Ahora bien, es cierto que no comer es un problema pero es todavía más cierto que la raíz del problema de aquellas personas no está en el comer sino en otro lado: el no comer es una consecuencia.

A veces me parece que ocurre lo mismo con la música litúrgica: se combate a golpes de artículos de la Sacrosanctum Concilium, pero yo creo que estos artículos son bien conocidos por las diversas facciones; el problema está en otra parte. Ciertamente es necesario conocer estos artículos y estar bien informados sobre ellos, son una ley que informa la acción litúrgica; pero ¿vosotros diríais que los muchachos que salen a robar lo hacen porque no conocen la ley? Ciertamente saben que robar es delito, pero hay todo un conjunto de influencias que provocan que se comporten de ese modo.

Tomemos el discurso de la forma. Ciertamente ésta es una cuestión muy candente: en la tradición de la música litúrgica se privilegian composiciones con una coherencia formal extremadamente cuidada, con cánones bien precisos y verificables. A menudo en el bullicio de la música litúrgica de las últimas décadas tenemos, en cambio, composiciones con una forma frecuentemente aproximativa y simplificada, como si ésta no jugase un rol en la eficacia de las mismas composiciones. Se opone forma y contenido: aún si la forma es aproximativa, lo que importa es el contenido. Estoy leyendo con interés un libro que ha hecho discutir mucho, “La herejía de lo informe” del escritor alemán Martin Mosebach. Ahora no quiero entrar en el mérito del libro, lo que me gusta y lo que no me gusta. Pero hay un pasaje que es interesante citar:

“La filosofía, un vicio alemán, introdujo en los cerebros, incluso los más modestos, la idea de una diferencia entre forma y contenido. Según esta doctrina, los contenidos y las formas pueden ser separados los unos de los otros: lo que define como contenido, la abstracción, el núcleo teórico, constituye para ella la realidad verdadera; los cuerpos, en los cuales corre la sangre, las estructuras accesibles a los sentidos, son por el contrario pura forma, estructuras indistintas intercambiables; quien se interesa por esta forma, queda en lo periférico, en lo accidental – quien, en cambio, a través de la forma, llega hasta las abstracciones eternas alcanza la luz de la verdad. Las formas se han convertido aquí casi en algo indeterminado y, a veces, incluso algo peor; algo no verdadero, ellas son algo falso. Quien toma en serio la forma, se expone al peligro de perderse igualmente en la mentira. Él es el esteta. Él busca la verdad en los lugares equivocados, es decir, en la esfera de la evidencia sensible, y la busca con instrumentos prohibidos, es decir, con sus sentidos, con su gusto, su experiencia y su razón. De esta revuelta intelectual contra la evidencia de las cosas, ha nacido la disposición fundamental de nuestro tiempo: una desconfianza, de la que está llena toda la opinión pública, contra todo tipo de belleza y de perfección” (pp. 113-114).

Y luego el autor continúa explicando cómo esta tendencia se ha impuesto en el arte, influenciando también a la Iglesia católica en el ámbito de la liturgia. He reflexionado mucho sobre esta interesante observación del escritor alemán: no hay duda de que él retrata una situación que se verifica en el tiempo. Pero luego comencé a reflexionar también acerca de si esta tendencia en nuestra sociedad, así como es hoy, puede ser definida sólo de este modo. En este punto comencé a tener algunas dudas. En efecto, me puse a reflexionar sobre algunos ámbitos de la sociedad que son extremadamente populares, como moda, informática y deporte, por ejemplo. ¿Es precisamente cierto que aquí la forma no es considerada como importante? En la moda se mira a la perfección estética a veces en detrimento de la practicidad del vestido. ¿Y en la informática? La Apple ha hecho su fortuna precisamente por la elegancia del diseño y ha impuesto un estilo que tiene relevancia mundial. ¿En el deporte? Si se mira cómo los campeones son de inmediato empleados como símbolo de elegancia y usados para promover productos de todo tipo, especialmente si ellos son físicamente atrayentes. En resumen, ¿es cierto que hay un eclipse de la forma? A veces hay más un eclipse del contenido.

Por lo tanto, esta tendencia denunciada por el escritor alemán debería tal vez ser mejor especificada o inscrita más en un cierto comportamiento profundamente arraigado en la Iglesia católica. Creo que el problema es que a veces la Iglesia católica recurre a modas ya pasadas, como ya fue descrito por importantes intelectuales católicos. La idea de que la espontaneidad es más eficaz que la profesionalidad podía tener un atractivo en un período en que se exaltaba la liberación de los vínculos con la autoridad. ¿Pero hoy? En efecto, éste es el problema. Todavía hoy este viento proveniente de los años sesenta continúa soplando porque alguna ventana ha sido dejada abierta, como sucede en algunas casas abandonadas.

¿Pero por qué ha podido suceder algo así en la Iglesia católica? Yo pienso que hay varias razones. Una es que, en el fondo, a gran parte del clero no le importa la calidad de la música litúrgica en las celebraciones. Esto no porque sean malos, sino porque no son ya formados en apreciar la calidad. En el pasado había una intensa vida también musical en los seminarios, hoy es casi el desierto. Mi impresión, confirmada por más de veinte años de vida musical litúrgica, es que en el fondo no hay interés real en el clero por la música litúrgica, salvo pocas excepciones. Todo está bien, porque no se percibe la diferencia. Y a veces hay oposición a la música hecha de cierto modo no porque estén en contra sino porque no tienen instrumentos para valorarla.

Por lo tanto, se sigue paralizados en esta suerte de mentalidad de los años sesenta, mientras el mundo sigue hacia delante: espontaneidad, espíritu juvenil, antiautoritarismo… ¿por qué la Iglesia sigue aún aferrada a esto? Una razón la he dado anteriormente. Luego, creo que el concilio Vaticano II ha sido, para bien o para mal, una suerte de evento dirimente (y como nos es enseñado por el Papa Benedicto XVI con la hermenéutica de la continuidad, tal vez no debía ser precisamente así). Ciertos escollos, también culturales e históricos, como las revueltas de los años sesenta que entraron también en el ámbito católico, no han sido superadas con todo su bagaje. Luego hay un fenómeno aparentemente contrario: el del clericalismo que también bloquea un efectivo cambio. Si todo es gestionado siempre por el clero y el clero en general no tiene ya formación musical… las consecuencias son fáciles de entender. He aquí el problema con la forma, que no deriva (como espero haber demostrado) de una tendencia social sino de un retraso cultural que está precisamente en el desarrollo reciente de la Iglesia católica y del que todos nos esperamos vernos pronto liberados.

Fuente:La Bohardilla de Jerónimo”  

lunes, 1 de agosto de 2011

Intenciones del Santo Padre para el mes de agosto de 2011

Intención General: Para que la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolla en Madrid aliente a todos los jóvenes del mundo a enraizar y fundar sus vidas en Cristo.
Intención Misionera: Para que los cristianos de Occidente, dóciles a la acción del Espíritu Santo, reencuentren la frescura y el entusiasmo de su fe.

sábado, 2 de julio de 2011

Parece "obvio", pero muchas veces no lo es


En mi país es frecuente que alguien diga: "obvio" cuando escucha decir a otro algo que entiende que es verdadero. Esto puede aplicarse a que "la liturgia no puede adoptar formas de otros tipos de actividades como fiestas, "happenings, debates...". Sin embargo...... por favor siga leyendo.

La liturgia no puede adoptar formas de otros tipos de actividades como fiestas, “happenings”, debates,... La liturgia tiene un lenguaje y características propias que son sus límites y su grandeza, y que buscan poner de relieve la presencia actuante de Cristo.

A veces se la utiliza para cosas que no le son propias. Por ejemplo, la liturgia es catequética, pero no un acto de catequesis; es una fiesta, pero existen otras formas de celebrar, como pudieran ser manifestaciones de la religiosidad popular; a veces, la Misa se convierte en un acto juvenil.

La liturgia es un don de Dios, una venida de Cristo, y nosotros participamos en ese don de Dios que recibimos. Y ése es un camino muy fecundo y hermoso en el que todavía hay mucho que recorrer y asimilar por parte de los mismos sacerdotes y fieles. Lo más importante de la reforma litúrgica todavía está por descubrir o asimilar por todos en sus términos propios. Pero siempre en el Magisterio eucarístico.
 Escribió el Papa Juan Pablo II en su carta encíclica Ecclesia de Eucharistia, "la obediencia a las normas litúrgicas debería ser redescubierta y valorada como reflejo y testimonio de la Iglesia una y universal, que se hace presente en cada celebración de la Eucaristía" (n. 52)

Fuente: Conoceréis de verdad.org

viernes, 1 de julio de 2011

Intención del Santo Padre para el mes de julio 2011

Intención General: Para que los cristianos  contribuyan a aliviar el sufrimiento físico y espiritual de los enfermos de SIDA, especialmente en los países más pobres.
Intención Misionera: Por las religiosas que trabajan en tierras de misión, para que sean testigos del gozo del Evangelio y signo viviente del amor de Cristo.

sábado, 11 de junio de 2011

PENTECOSTES

Una oración para rezar con toda la Iglesia:

V/.Veni, Sancte Spiritus,
R/. Reple tuorum corda fidelium, et tui amoris in eis ignem accende.

V./ Emitte Spiritum tuum et creabuntur;
R./ Et renovabis faciem terrae.

Oremus

Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti, da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de eius semper consolatione gaudere. Per Christum Dominus nostrum. Amen.

lunes, 6 de junio de 2011

Cambio de plantilla

Si, se ha cambiado la plantilla, pero el contenido del blog seguirá siendo el mismo. Un saludo especialísimo a todos los seguidores, a quienes animo a continuar con la excelente misión de extender el Reino de Cristo en el mundo.

domingo, 5 de junio de 2011

Solemnidad de la Ascensión del Señor


La iconografía religiosa nos muestra cómo se fueron comprendiendo, en distintas etapas, los misterios de la fe y fueron siempre ayudas de gran valor catequético. Su finalidad no  se extiende solamente a una simple valoración puramente artística, sino que son medios a través de los cuales el cristiano puede elevar su pensamiento a Dios

En el díptico de Munich, siglo IV, un precioso relieve sobre marfil, la Ascensión es representada en dos escenas complementarias. Abajo está la visita de las mujeres junto al sepulcro vacío. Arriba la subida de Jesús al cielo. La ejecución es de una gran calidad artística. Aunque puede parecer una representación de la resurrección, es interpretada como la escena de la Ascensión. En esta época se nota la influencia de los escritos apócrifos sobre el arte cristiano.


Otra representación, esta vez en un manuscrito, nos sitúa en el año 586. Es obra del monje Rabula, que la realizó en el monasterio de san Juan de Sagba, en Mesopotamia. Se conserva en la biblioteca de Florencia. Es una espléndida manifestación del arte en Siria, en tiempo de Justiniano en Constantinopla, muy próximo al estilo de la capital del imperio bizantino. Estamos lejos de la escena de Jesús arrastrado por los ángeles. Aquí aparece rodeado de cuatro ángeles, dos de los cuales están en actitud de adoración. Cristo, en el aire, está sostenido por las alas de serafines, entre los que se combinan los símbolos de los cuatro evangelistas. La diferencia mayor entre ésta y la representación de santa Sabina, sería la animación que aquí ofrece la escena, mientras que en el primer caso parece inerte.

Por último, una representacón pictórica de las catacumbas de san Javier, en Nápoles, nos presenta una imagen de gran fuerza juvenil. El fresco del interior del arcosolio, representa a Cristo imberbe, vestido con una túnica, y entre los pliegues se dejan ver las piernas del Señor. Toda la escena aparece como flotando. La cabeza esta rodeada por un nimbo cruciforme. La figura manifiesta una fuerza y novedad sorprendentes. Ha surgido el tipo que va a prevalecer en el futuro. Los ángeles han desaparecido. Cristo ya no es arrastrado, ni siquiera de la mano que sale de la nube. Se trata ya de una verdadera Ascensión. Cristo sube al cielo sin necesidad de ninguna ayuda.

Hemos podido ver una evolución en tres fases. En el primer caso Cristo arrastrado por ángeles, a la mitad del monte. Después es llevado triunfalmente por manos de ángeles. Ahora sube al cielo por su propia virtud.

Una visión global de los orígenes y evolución de la fiesta de la Ascensión, lleva implícitos unos conceptos muy útiles para la comprensión del año litúrgico. En primer lugar es de sumo interés darse cuenta del significado profundo de la primitiva tradición, unificada por el núcleo central del año litúrgico, el misterio pascual. La unidad indisoluble del «sagrado espacio de los cincuenta días» pone de relieve una concepción sacramental, por encima de la histórica de conmemoración, desconocida de las comunidades cristianas de los cuatro primeros siglos.

No carece de interés notar como el cambio profundo operado, hacia una visión más historicista del año litúrgico, matiza de otra manera la sacramentalidad del año litúrgico para el futuro. La acentuación progresiva hacia la historización de la fiesta, podría conducir a celebrar meros aniversarios, de una manera no demasiado distinta de cómo podría ocurrir aun prescindiendo de la fe.

Las representaciones artísticas del misterio celebrado, son imágenes de la fe que van más allá de puras ayudas catequéticas. Son una evocación del misterio más en conexión con la celebración. De este tronco común de las representaciones de los primeros siglos, derivarán después dos líneas que marcarán dos concepciones distintas, la oriental, más sacramental y la occidental más nocional.

Pueden observarse unos elementos populares concomitantes que son capaces de generar la fiesta litúrgica. Merecen especial atención la manera cómo la celebraba la comunidad de Jerusalén, en razón del privilegio único de su ubicación en los sagrados lugares. No son ajenas a esta creatividad, otras costumbres populares nacidas a raíz de la fiesta, como la antigua bendición de las habas, de la que aún quedan restos en el sacramentario gelasiano.
(Fuente: Conoceréis de verdad.org)


miércoles, 1 de junio de 2011

Intenciones del Santo Padre para el mes de junio

Intención General: para que los sacerdotes, unidos al corazón de Cristo, sean siempre verdaderos testimonios del amor cuidadoso y misericordioso de Dios.
Intención Misionera: Para que el Espíritu Santo haga surgir de nuestras comunidades numerosas vocaciones misioneras, dispuestas a consagrarse plenamente a la difusión del Reino de Dios.

sábado, 28 de mayo de 2011

El verdadero espíritu de "Sacrosantum Concilium"

Para los que se interesan por los temas de la liturgia de la Iglesia, el tema que sigue, no es algo que debiera ser ignorado, sino que se trata de algo sustancial que ayuda sobremanera a poner las cosas en su lugar. La Igesia tiene una abundante tradición litúrgica que no debe ser ignorada sin más. Por otra parte es dable advertir que no existe mucho eco en la preocupación del Santo Padre al respecto en esta cuestión. Pues bien, ya que estos temas no se tratan asiduamente, sino que pareciera que son para los especialistas, aquí inserto esta entrada de la traducción hecha por el blog "La buhardilla de Jerónimo", a quien agradecemos.
La Constitución litúrgica Sacrosanctum Concilium del concilio Vaticano II afirma que “la Iglesia, en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, no pretende imponer, ni siquiera en la Liturgia, una rígida uniformidad” (n. 37). No se les escapa a muchos que actualmente está en juego la fe, por lo que es necesario que las legítimas variedades de formas rituales deban reencontrar la unidad esencial del culto católico. El Papa Benedicto XVI lo recordó seriamente: “En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado” (Carta a los obispos con ocasión del levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre, 10 de marzo de 2009).


El beato Juan Pablo II afirmaba a su vez que “la sagrada liturgia expresa y celebra la única fe profesada por todos y, dado que constituye la herencia de toda la Iglesia, no puede ser determinada por las Iglesias locales aisladas de la Iglesia universal” (Encíclica Ecclesia de Eucaristia, n. 51) y que “la liturgia nunca es propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los Misterios” (n. 52). En la constitución litúrgica se afirma además: “el sacrosanto Concilio, ateniéndose fielmente a la tradición, declara que la Santa Madre Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios” (n. 4). La estima por las formas rituales es el presupuesto de la obra de revisión que, de tanto en tanto, se vuelve necesaria. Ahora bien, las dos formas, ordinaria y extraordinaria, de la liturgia romana son un ejemplo de recíproco incremento y enriquecimiento. Quien piensa y actúa en forma contraria socava la unidad del rito romano que debe ser fuertemente salvaguardada, no desarrolla una auténtica actividad pastoral ni una correcta renovación litúrgica, sino que priva a los fieles de su patrimonio y de su herencia, a la que tienen derecho.


En continuidad con el magisterio de sus predecesores, Benedicto XVI promulgó en el 2007 el motu proprio Summorum Pontificum, con el cual hizo más accesible para la Iglesia universal la riqueza de la liturgia romana, y ahora dio mandato a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei para publicar la instrucción Universae Ecclesiae con el fin de favorecer correctamente su aplicación. En la introducción del documento se afirma: “Con tal motu proprio el Sumo Pontífice Benedicto XVI ha promulgado una ley universal para la Iglesia” (n. 2). Esto significa que no se trata de un indulto, ni de una ley para grupos particulares, sino de una ley para toda la Iglesia, que, dada la materia, es también una “ley especial” que “deroga aquellas medidas legislativas inherentes a los ritos sagrados, promulgadas a partir de 1962, que sean incompatibles con las rúbricas de los libros litúrgicos vigentes en 1962” (n. 28).


Debe ser recordada aquí la regla de oro patrística, de la que depende la comunión católica: “cada Iglesia particular debe concordar con la Iglesia universal, no solo en cuanto a la doctrina de la fe y a los signos sacramentales, sino también respecto a los usos universalmente aceptados de la ininterrumpida tradición apostólica, que deben observarse no solo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe, para que la ley de la oración de la Iglesia corresponda a su ley de fe” (n.3). El célebre principio lex orandi-lex credendi, referido en este número, está en la base de la restauración de la forma extraordinaria: no ha cambiado la doctrina católica de la Misa en el rito romano, porque liturgia y doctrina son inseparables. Puede haber, en una y otra forma del rito romano, acentuaciones, énfasis, expresiones más marcadas de algunos aspectos respecto a otros, pero esto no afecta la unidad sustancial de la liturgia.


La liturgia ha sido y es, en la disciplina de la Iglesia, materia reservada al Papa, mientras que los ordinarios y las conferencias episcopales tienen algunas competencias delegadas, especificadas en el derecho canónico. Además, la instrucción reafirma que hay ahora “dos formas de la Liturgia Romana, definidas respectivamente ordinaria y extraordinaria: son dos usos del único Rito romano (…) Ambas formas son expresión de la misma lex orandi de la Iglesia. Por su uso venerable y antiguo, la forma extraordinaria debe conservarse con el honor debido” (n. 6). El número siguiente refiere un pasaje clave de la carta del Santo Padre a los obispos, que acompaña el motu proprio: “No hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser  improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial” (n. 7).


La instrucción, en línea con el motu proprio, no concierne sólo a cuantos desean continuar celebrando la Misa  del mismo modo en que la Iglesia lo ha hecho sustancialmente desde hace siglos; el Papa quiere ayudar a todos los católicos a vivir la verdad de la liturgia para que, conociendo y participando en la antigua forma romana de celebración, comprendan que la constitución Sacrosanctum Concilium quería reformar la liturgia en continuidad con la tradición.
(Fuente: la buhardilla de Jerónimo)

martes, 10 de mayo de 2011

Benedicto XVI y la Liturgia

Después de escuchar tantos comentarios desde uno y otro extremo, las palabras de nuestro querido Papa Benedicto, ponen las cosas en su debido lugar. A la Liturgia se la trae de aquí para allá, y ella no es un objeto, sino el medio por el cuál el Padre por su Hijo Jesucristo y la asistencia del Espíritu Santo derrama sobre nosotros el manantial de su gracia. Lo que sigue debe leerse con detenimiento para comprender la importancia de las declaraciones del Santo Padre.
  “Por desgracia, tal vez, la liturgia ha sido acogida  -también por nosotros pastores y expertos-,  más como un objeto para reformar que no como un sujeto capaz de renovar la vida cristiana, desde el momento en que existe un vínculo estrechísimo y orgánico entre la renovación de la liturgia y la renovación de toda la vida de la Iglesia", dijo el papa Benedicto XVI al recibir el pasado viernes 6 de mayo a los participantes en el IX Congreso Internacional de Liturgia promovido por el Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo, en el cincuenta aniversario de su fundación.

     El Papa recordó que "el beato Juan XXIII, recogiendo las instancias del movimiento litúrgico que deseaba dar un nuevo impulso y un nuevo aliento a la oración de la Iglesia, poco antes del Concilio Vaticano II y durante su celebración quiso que la Facultad de los Benedictinos en el Aventino constituyese un centro de estudios y de investigación para asegurar una base sólida a la reforma litúrgica conciliar".

     Refiriéndose al título elegido para el congreso: "El Pontificio Instituto Litúrgico entre memoria y profecía", el Papa dijo que a la "memoria" pertenece la vida del Instituto, que ha ofrecido su contribución a la Iglesia comprometida en la recepción del Concilio Vaticano II, a través de cincuenta años de formación litúrgica académica".

     Benedicto XVI señaló que con el término "profecía", la mirada se abre a nuevos horizontes. La liturgia de la Iglesia va más allá de la misma "reforma conciliar", cuyo objetivo, de hecho, no era principalmente cambiar los ritos y los textos, sino más bien renovar la mentalidad y poner en el centro de la vida cristiana y de la pastoral la celebración del misterio pascual de Cristo.

     Por desgracia, agregó, tal vez la liturgia ha sido aceptada  -también por nosotros pastores y expertos-,  más como un objeto para reformar y no como un sujeto capaz de renovar la vida cristiana, desde el momento en que "existe un vínculo estrechísimo y orgánico entre la renovación de la liturgia y la renovación de toda la vida de la Iglesia".

     "La liturgia vive de una relación constante y correcta entre sana "traditio" y "legitima progressio", claramente manifestada por la Constitución conciliar "Sacrosanctum concilium" en el n. 23. No pocas veces se contraponen equivocadamente tradición y progreso. En realidad, los dos conceptos se integran: la tradición es una realidad viva, incluye por tanto, en sí misma, el principio del desarrollo, del progreso".

     El Santo Padre concluyó expresando el deseo de que "la Facultad de Sagrada Liturgia continúe con renovado empuje su servicio a la Iglesia, en plena fidelidad a la rica y valiosa tradición litúrgica, y a la reforma querida por el Concilio Vaticano II, de acuerdo con las líneas maestras de la "Sacrosanctum concilium" y los pronunciamientos del Magisterio".
(Fuente: Aica.org)


domingo, 8 de mayo de 2011

Triple saludo diario a María

El Papa Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli". 

G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.

T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.

T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos:


Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)

viernes, 6 de mayo de 2011

Intenciones del Santo Padre para el mes de Mayo

Intención General: Para que cuantos operan en los medios de comunicación respeten siempre la verdad, la solidaridad y la dignidad de toda persona.
Intención Misionera: Para que el Señor done a la Iglesia en China la capacidad de perseverar en la  fidelidad al  Evangelio y crecer en la unidad.

sábado, 23 de abril de 2011

SABADO SANTO - Vigilia Pascual


El Cirio Pascual

Es el símbolo más destacado del Tiempo Pascual. La palabra "cirio" viene del latín "cereus", de cera. El producto de las abejas. El cirio más importante es el que se enciende en la vigilia Pascual como símbolo de cristo – Luz, y que se sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado. 
El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos. Al Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz.
En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: "Luz de cristo. Demos gracias a Dios", mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.

Además del simbolismo de la luz, el Cirio Pascual tiene también el de la ofrenda, como cera que se gesta en honor de Dios, esparciendo su Luz: "acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios... Te rogamos que este Cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche". 
El Cirio Pascual estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés. Una vez concluido el tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el baptisterio. El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y en las exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para simbolizar que un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a Luz de la vida eterna.
(fuente: conoceréis de verdad.org)


viernes, 22 de abril de 2011


Meditación de Chiara Lubich sobre el Viernes Santo: la heroica lección de amor

Lo había dado todo: una vida al lado de María, en medio de las incomodidades y en la obediencia. Tres años de predicación revelando la Verdad, dando testimonio del Padre, prometiendo el Espíritu Santo y haciendo toda clase de milagros de amor.
        Tres horas en la cruz, desde la cual perdona a los verdugos, abre el Paraíso al ladrón, nos da a su Madre y, finalmente, su Cuerpo y su Sangre después de habérnoslos dado místicamente, en la Eucaristía. Le quedaba la divinidad.
        Su unión con el Padre, la dulcísima e inefable unión con Él, que lo había hecho tan potente en la tierra, como Hijo de Dios, y aún en la cruz mostraba su realeza, este sentimiento de la presencia de Dios, debía ir desapareciendo en el fondo de su alma, hasta no sentirlo más; separarlo de algún modo de Aquel del que dijo que era una sola cosa con Él: "El Padre y yo somos una sola cosa" (Jn 10, 30). En Él, el amor estaba anulado, la luz apagada; la sabiduría callaba.
        Se hacía nada, entonces, para hacernos partícipes del Todo; gusano de la tierra (Salmo 22, 7), para hacernos hijos de Dios. Estábamos separados del Padre. Era necesario o que el Hijo, en el que todos nos encontrábamos, probara la separación del Padre. Tenía que experimentar el abandono de Dios para que nosotros nunca más nos sintiéramos abandonados. Él había enseñado que nadie tiene mayor caridad de quien da la vida por los amigos. Él, la Vida, daba todo de sí. Era el punto culminante, la expresión más bella del amor.
Su rostro está detrás de todos los aspectos dolorosos de la vida; cada uno de ellos es Él.
Sí, porque Jesús que grita el abandono es la figura del mudo: ya no sabe hablar.
Es la figura del ciego: no ve; del sordo: no oye.
Es el cansado que se queja.
Roza la desesperación.
Es el hambriento de unión con Dios.
Es la figura del desilusionado, del traicionado, parece haber fracasado.
Es miedoso, tímido, desorientado.

        Jesús abandonado es la tiniebla, la melancolía, el contraste, la figura de todo lo que es raro, indefinible, que parece monstruoso, porque es un Dios que pide ayuda. Es el solitario, el desamparado. Parece inútil, un descartado, trastornado. Lo podemos ver en cada hermano que sufre. Acercándonos a los que se parecen a Él, podemos hablarles de Jesús abandonado.
        A los que se descubren semejantes a Él y aceptan compartir su suerte, Él se convierte, para el mudo, la palabra; para quien no sabe, la respuesta; para el ciego, la luz; para el sordo, la voz; para el cansado, el descanso; para el desesperado, la esperanza; para el separado, la unidad; para el inquieto, la paz. Con Él, las personas se transforman y lo absurdo del dolor adquiere sentido.
        Él había gritado el por qué, al que nadie había dado respuesta, para que tuviéramos la respuesta a cada porqué.
        El problema de la vida humana es el dolor. Cualquier tipo de dolor, por más terrible que sea, sabemos que Jesús lo ha hecho suyo y transforma, por una alquimia divina, el dolor en amor.
        Por experiencia puedo decir que apenas nos alegramos de un dolor, para ser como Él y luego seguimos amando haciendo la voluntad de Dios, el dolor, si es espiritual desaparece, y si es físico se convierte en yugo suave.
        Nuestro amor puro en contacto con el dolor, lo transforma en amor; en cierto modo lo diviniza, casi continuando en nosotros --si así podemos decir-- la divinización que Jesús hizo del dolor.
        Y después de cada encuentro con Jesús abandonado, amado, encuentro a Dios de un modo nuevo, más cara a cara, más evidente, en una unidad más plena.
        La luz y la alegría vuelven y, con la alegría, la paz que es fruto del Espíritu.
        La luz, la alegría,! la paz que nacen del dolor amado impactan y conquistan a las personas más difíciles. Clavados en la cruz se es madre y padre de almas. La máxima fecundidad es el efecto.
        Como escribe Olivier Clément «el abismo, que por un instante abrió aquel grito, se ve colmado por el gran soplo de la resurrección».
        Se anula cualquier tipo de desunión, la separación y las rupturas son sanadas, resplandece la fraternidad universal, da lugar a milagros de resurrección, nace una nueva primavera en la Iglesia y en la humanidad.
 Dirijamos hoy a Cristo nuestras miradas, con frecuencia distraídas por disipados y efímeros intereses terrenos. Detengámonos a contemplar su cruz. La cruz, manantial de vida y escuela de justicia y de paz, es  patrimonio universal de perdón y de misericordia. Es prueba permanente de un amor oblativo e infinito que llevó a Dios a hacerse hombre, vulnerable como nosotros, hasta morir crucificado.
A través del camino doloroso de la cruz, los hombres de todas las épocas, reconciliados y redimidos por la sangre de Cristo, se han convertido en amigos de Dios, hijos del Padre celestial. «Amigo», así llama Jesús a Judas y le dirige el último y dramático llamamiento a la conversión. «Amigo», llama a cada uno de nosotros, porque es auténtico amigo de todos nosotros. Por desgracia, no siempre logramos percibir la profundidad de este amor sin fronteras que Dios nos tiene. Para Él no hay diferencia de raza y cultura. Jesucristo murió para liberar a la antigua humanidad de la ignorancia de Dios, del círculo de odio y violencia, de la esclavitud del pecado.

La Cruz nos hace hermanos y hermanas.
Pero preguntémonos, en este momento, qué hemos hecho con este don, qué hemos hecho con la revelación del rostro de Dios en Cristo, con la revelación del amor de Dios que vence al odio. Muchos, también en nuestra época, no conocen a Dios y no pueden encontrarlo en el Cristo crucificado. Muchos están en búsqueda de un amor o de una libertad que excluya a Dios. Muchos creen que no tienen necesidad de Dios.
Tras haber vivido juntos la pasión de Jesús, dejemos que en esta noche nos interpele su sacrificio en la cruz. Permitámosle que ponga en crisis nuestras certezas humanas. Abrámosle el corazón. Jesús es la verdad que nos hace libres para amar. No tengamos miedo: al morir, el Señor destruyó el pecado y salvó a los pecadores, es decir, a todos nosotros. El apóstol Pedro escribe: «sobre el madero llevó nuestros pecados en su cuerpo a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia» (I Pedro 2, 24). Esta es la verdad del Viernes Santo: en la cruz, el Redentor nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, que nos creó a su imagen y semejanza. Permanezcamos, por tanto, en adoración ante la cruz.
Cristo, danos la paz que buscamos, la alegría que anhelamos, el amor que llene nuestro corazón sediento de infinito. Esta es nuestra oración en esta noche, Jesús, Hijo de Dios, muerto por nosotros en la cruz y resucitado al tercer día. Amén. 
(Fuente: conoceréis de verdad.org)


viernes, 1 de abril de 2011

Intenciones del Santo Padre para el mes de abril.

Intención General: Para que por el anuncio creíble del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza.
Intención Misionera: para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen.

lunes, 28 de marzo de 2011

Un Congreso sobre Adoración Eucarística

Del 20 al 24 de junio próximo, se llevará a cabo en Roma, un Congreso Internacional sobre "la Adoración Eucarística". La realización del mismo ha sido programado a partir de una iniciativa del obispo de Fréjus-Toulon, Mons. Dominique Rey. El evento contará con la asistencia de los cardenales Cañizares (Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos) y otros conocidos como Ranjith, Arinze, Piacenza, Burke y Turkson. La presente entrega se hace a partir de una entrevista concedida por Mons. Rey a Zenit Italia, y traducida por "La Buhardilla de Jerónimo".

La Iglesia se está movilizando intensamente para preparar este Congreso internacional sobre la Adoración Eucarística. ¿Cuál es su importancia y cuáles son las expectativas para este congreso?
Este congreso se encuadra perfectamente en la obra llevada adelante por el Papa Benedicto XVI que, tras las huellas de Juan Pablo II, quiere promover una nueva toma de conciencia sobre la urgencia misionera a la que se enfrenta, hoy más que nunca, la Iglesia. El tema del congreso, “De la adoración a la evangelización”, subraya que este nuevo impulso misionero se debe enraizar en la vida eclesial y eucarística. La primera condición de la evangelización es la adoración. Por desgracia, algunas propuestas misioneras de hoy se presentan más como marketing o promoción comercial que como testimonio de fe. El riesgo es una distorsión del método de evangelización.
Es la primera vez que se lleva a cabo en Roma un encuentro sobre este tema. Y la participación de numerosos cardenales, obispos y testigos que obran en el campo como evangelizadores y adoradores, pone en evidencia el interés suscitado por el encuentro. Este congreso quiere dar un alma y una espiritualidad a esta nueva evangelización tan necesaria para la renovación de la Iglesia y para la irradiación del mensaje evangélico.
¿Por qué es importante la adoración? ¿Quién está llamado, en su opinión, a la adoración?
La adoración eucarística constituye una prolongación de la celebración eucarística. El creyente acoge el ofrecimiento de Cristo que se da al Padre para la salvación de Cristo. Adorar al Santísimo Sacramento significa entrar en contemplación de Jesús Eucaristía. Significa aceptar, al mismo tiempo, como dirá el apóstol Pablo, ofrecer nuestra misma vida en sacrificio para participar en la salvación de Cristo.
La adoración es un gesto de reconocimiento, al contemplar hasta qué punto Cristo nos ama, haciéndose alimento, y es también un gesto personal en el que también nosotros podemos entrar, en Él y por Él, en esta obra de salvación.
Todo cristiano está llamado, en virtud de su consagración bautismal, a convertirse en adorador en espíritu y en verdad. Recuerdo la frase de la filósofa Simona Weil que solía decir después de su conversión: “Finalmente he descubierto alguien frente a quien ponerme de rodillas”. En el Apocalipsis descubrimos que la gloria celestial consistirá en el júbilo y en la adoración. Si comienzo a adorar hoy, me preparo parar entrar en la plenitud de mi condición filial cuando contemplaré el rostro de Dios. Todo hombre está hecho para adorar, es decir, para reconocer el señorío de Cristo y, en este gesto de donación de sí mismo, que implica la adoración, donarse total y definitivamente a Él.
El congreso está organizado por los Misioneros de la Santísima Eucaristía, una nueva comunidad que usted fundó en su diócesis en el 2007. ¿Cuál es la misión de esta comunidad en la Iglesia actual?
Esta asociación de clérigos de derecho diocesano está llamada, bajo mi vigilancia, a desarrollar en la Iglesia la adoración eucarística en el corazón de la vida parroquial. Esta asociación organiza misiones eucarísticas en colaboración con las diócesis y los sacerdotes que recurren a sus servicios, no sólo para desarrollar una auténtica devoción eucarística sino también para hacer entrar a las comunidades cristianas en un espíritu misionero, en un nuevo impulso pastoral. Los parroquianos están llamados a acercarse, día y noche, a la adoración del Santísimo Sacramento expuesto. Para esto se necesita brindar una catequesis eucarística.
Los Misioneros del Santísimo Sacramento están presentes en los Estados Unidos y en Italia, si bien su sede central se encuentra en Sanary (Var, Francia). Van de parroquia en parroquia, difundiendo y promoviendo la enseñanza del Magisterio y de autores espirituales, sobre el valor de la adoración eucarística.
¿A quién se dirige este congreso? ¿Qué quiere proponer en concreto?
El congreso está dirigido a todos aquellos que en la Iglesia son ya sensibles a la importancia de la adoración eucarística, pero más en general a todos los pastores, consagrados y laicos que deseen profundizar el sentido de la Eucaristía, en su dimensión litúrgica, de sacrificio, social, y en el vínculo entre adoración y celebración. Las jornadas estarán marcadas por las celebraciones eucarísticas, en la forma ordinaria y extraordinaria, así como por otras funciones litúrgicas. Habrá momentos de adoración al Santísimo Sacramento.
Las enseñanzas principales serán ofrecidas por la mañana. Están previstos también momentos de intercambio, en los que se afrontarán temas más concretos. El congreso concluirá con la procesión eucarística de la solemnidad del Corpus Domini, presidida por el Santo Padre Benedicto XVI.
¿La adoración eucarística ha tenido un rol central en su vocación personal o en su ministerio de sacerdote y obispo?
He descubierto con mayor intensidad la adoración eucarística cuando era rector del santuario de Paray le Monial. Siendo miembro de la Comunidad Emanuel y estando junto al fundador, Pierre Goursat, que era un ferviente adorador del Santísimo Sacramento, experimenté hasta qué punto esta oración daba fuerza a mi vida espiritual y sacerdotal. Toda fecundidad cristiana es sacrificial. Encuentra su origen en el gesto que Cristo realiza en su Pascua y que la Eucaristía actualiza en cada celebración.
En la adoración eucarística fijamos nuestra mirada sobre este gesto infinito de amor que la Iglesia no deja de retomar en cada Misa. He podido constatar los muchos frutos espirituales y misioneros de la adoración eucarística en el contexto de las diversas responsabilidades ministeriales que he asumido. Por este motivo, he tomado la iniciativa de presentar al cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto divino, este proyecto y he pedido a los Misioneros de la Santísima Eucaristía que se ocuparan de la organización.
Fuente: Zenit (edición en lengua italiana)
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

sábado, 26 de marzo de 2011

Reflexión para el domingo III de Cuaresma - Ciclo A

Domingo III de Cuaresma – Ciclo A (Juan 4, 5-42) – 27 de marzo de 2011
En medio de una noche oscura como la boca de un lobo, el Capitán del barco reconoció a lo lejos la luz de otra embarcación que venía directamente hacia ellos. En seguida dio una orden al telegrafista. Ordénele a esa embarcación que cambie su rumbo diez grados a estribor. Un momento después llega un mensaje a la cabina del Capitán: “Ustedes deben cambiar su rumbo diez grados a babor”. El Capitán pide que el mensaje esta vez sea más explícito: “Soy el Capitán Baquero, le ordeno que gire su rumbo diez grados a estribor”. Mientras pasa todo esto, la luz se va acercando de manera rápida y peligrosa. Se recibe un nuevo mensaje en la cabina: “Soy el marinero Barragán. Le sugiero que gire su rumbo diez grados a babor”. El Capitán muy contrariado y viendo que la luz ya está demasiado cerca envía una última advertencia: “Estoy al mando de un buque de guerra. Modifique su rumbo diez grados a estribor o no respondo por lo que pueda pasar”. La respuesta que llega los deja a todos estupefactos: “Modifique su rumbo diez grados a babor. Tampoco respondo por lo que pueda pasar. Estoy al mando de un faro. Usted verá”.
La samaritana que llega a mediodía al pozo de Jacob, a las afueras de Sicar, en busca de agua, se encuentra, sorpresivamente, con que un judío, con rostro cansado, le pide de beber. “Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo: – Dame un poco de agua”. La sorpresa aumenta cuando este atrevido personaje le termina ofreciendo agua viva sin tener si quiera un balde y una soga para sacar una gotas de agua del profundo pozo. “Jesús le contestó: – Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. Pero, sin duda, las sorpresas apenas comenzaban, pues más tarde se sintió confrontada con la verdad de su vida. “Jesús le dijo: – Ve a llamar a tu marido y vuelve acá. La mujer le contestó: – No tengo marido. Jesús le dijo: – Bien dices que no tienes marido; porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes, no es tu marido. Es cierto lo que has dicho”.
Muchas veces salimos al encuentro de los demás revestidos con nuestras armaduras para defendernos y no dejar entrar a los otros en nuestra vida. Pero es frecuente que nos tropecemos con la sorpresa de descubrirnos vulnerables y nos veamos obligados a cambiar nuestro rumbo para abrirnos a nuestra propia verdad. Es lo que le pasó al capitán del barco con el que comenzamos esta reflexión. Se sentía seguro y fuerte, pero tuvo que dejar a un lado su propio camino, porque estaba navegando hacia su propia destrucción. Algo parecido pasa cuando nos encontramos con la Palabra de Dios; ella nos confronta y nos ayuda a descubrir nuestra propia verdad. “Porque la Palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4,12).
Este tiempo de Cuaresma nos invita a revisar nuestros caminos y corregir nuestro rumbo. Como la samaritana, El encuentro con Jesús pone en evidencia el camino equivocado que estamos siguiendo, al dejarnos guiar solamente por nuestros criterios.
Hermann Rodríguez Osorio, S.J
(Fuente: periodistadigital.com)

sábado, 12 de marzo de 2011

Reflexión para el I Domingo de Cuaresma

«Si ya has encontrado a Dios, avísame dónde está, porque yo llevo muchos años buscándolo y no lo encuentro». La tía Lucía me dejó caer hace un tiempo esas palabras que quedaron retumbando en mi alma como un eco sordo al fondo de un abismo... «Avísame dónde está...». Evidentemente, la frase condicional con la que comenzó fue la que más me inquietó: «Si ya has encontrado a Dios...». Es bien arriesgado decir que he encontrado a Dios, pero lo que sí no me da miedo decir es que descubro pistas de su presencia en la Palabra que ilumina la Vida y que invita a construir Comunidad. Como la tía Lucía, muchas personas que nos rodean nos piden señales, pruebas, huellas de Dios en su vida cotidiana. No es que no lo quieran ver; es que no lo ven por ninguna parte y de verdad están buscando el sentido de sus vidas.
El Señor Jesús, Palabra transparente de Dios en nuestra historia, conducido por el Espíritu, fue probado en el desierto. Lo que lo sostuvo, en medio de la tentación, fue el apoyo que encontró en la Escritura. Tal como lo describe el Evangelio de san Mateo, Jesús dijo ante la tentación: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que salga de los labios de Dios» (Mateo 4,4); más adelante añadió: «No pongas a prueba al Señor tu Dios» (Mateo 4,7); y, por último, dijo; «Adora al Señor tu Dios y sírvelo sólo a él» (Mateo 4,10). Tres referencias a la Escritura con las que Jesús supo defenderse de las tentaciones que lo acosaban de muchas formas: Deseos de lucirse ante los demás haciendo milagros: “Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes”. Deseos de tener honores y ser reconocido por los demás: “Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo (...)”. Deseos de poder y dominación: “Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras”.
¡Cuántas veces sentimos la tentación de tener el poder de hacer milagrosamente lo que queremos! Como convertir las piedras en panes... ¡Cuántas veces sentimos la tentación de probar a Dios exigiéndole lo imposible! Como lanzarse al vacío desde lo alto del templo, esperando que los ángeles vengan a rescatarnos... ¡Cuántas veces sentimos la tentación dominar a los demás arrodillándonos ante dioses falsos! Como cuando colocamos el poder, el tener y el saber por encima del ser mismo de cada ser humano...
Hay que notar que en la segunda tentación, el mismo diablo cita la Escritura para presentar al Señor su tentación: “Si de veras eres Hijo de Díos, tírate abajo; porque la Escritura dice: ‘Dios mandará que sus ángeles te cuiden. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con piedra alguna”. La habilidad del mal llega a valerse de la Escritura para poner zancadillas a gente buena. Por eso la invitación del Señor no es a referirse a la Escritura como arrancando frases de sus contextos literarios, ni para lanzarlas sin más sobre nuestros contextos existenciales. De lo que se trata es de saber apoyarnos en su Palabra para desentrañar el misterio de Dios en el corazón de nuestra propia historia. ¿Cómo vamos a encontrar a Dios en medio de nuestras vidas si no nos encontramos cotidianamente con su Palabra? Confío en que esto le sirva de pista a la tía Lucía, y a tantas otras personas que buscan sinceramente el sentido de sus vidas, para con Dios. que algún día puedan decirme que se han encontrado cara a caraa Dios.

Autor Hermann Rodriguez Osorio SJ
Fuente: Encuentros con la Palabra.com