domingo, 22 de marzo de 2009

Una oración para memorizar

Hay oraciones para cada momento de nuestra vida, que pueden ayudarnos mucho. Y hay algunas, que si bien pueden parecernos algo antiguas, en realidad contienen todo un bagaje de espiritualidad digno de ser usado para acrecentar nuestra devoción personal y ayudarnos en nuestro crecimiento espiritual. Una de esas oraciones es precisamente, esta:
¡Oh mi amado y buen Jesús! postrado en tu santísima presencia; te ruego con el mayor fervor imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme, mientras que yo, con todo el amor y con toda compasión de mi alma, voy considerando tus cinco llagas teniendo presente aquello que dijo de Ti, oh Buen Jesús, el santo Profeta David: Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Formación Litúrgica

LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

El esquema de la celebración eucarística tiene, como Asamblea y reunión que es, un esquema similar al de una reunión de amigos que recibe un anfitrión: se recibe a los que llegan, se habla y escucha, se come en común y se despide al terminar. Así hizo Jesús en la Última Cena ya que reunió a los Apóstoles (rito de apertura), les habló (Palabra), pronunció la bendición, les dio de comer y beber (eucaristía) y salieron hacia el monte de los Olivos (conclusión).

En la Asamblea eucarística se distinguen claramente cuatro partes:

A) LOS RITOS INICIALES: Sirven para recibir a los fieles y son la apertura de la celebración. Sus objetivos son los de ayudar a formar y sentirse como comunidad y preparar a los fieles a oír y celebrar dignamente la Eucaristía. Estos ritos iniciales son los siguientes:

· Procesión y canto de entrada: abre la celebración, fomenta la unión de los fieles y acompaña la procesión.

· Veneración del altar: como símbolo de Cristo (beso ritual).

· La señal de la Cruz: evoca nuestra iniciación cristiana y se invoca a la Trinidad.

· Saludo a la Asamblea: Se establece aquí un diálogo de comunión entre el Presidente y la Asamblea.

· Monición Inicial: Tiene por objeto explicar e implicar a todos en la celebración. Debe ser breve,concisa y preparada.

· Acto penitencial: Todos somos pecadores y debemos pedir perdón. Este acto a su vez consta de varias partes:

o Monición

o Silencio

o Fórmula de confesión general

o Absolución (esta fórmula de absolución carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia; por lo tanto no perdona los pecados graves).

· El Kyrie: "Señor, ten piedad". No es penitencial sino que tiene sentido de aclamación a Cristo y petición de misericordia.

· El himno Gloria: No fue compuesto para la Misa. Entró en la Eucaristía para la fiesta de Navidad y es un himno trinitario de alabanza.

· La oración Colecta: (colecta=reunir). El sacerdote invita a orar, lee la oración y el pueblo ratifica con un AMEN.

B) LA LITURGIA DE LA PALABRA: Es junto con la eucarística, una de las dos partes esenciales de la Misa. Tiene a su vez varias partes:

· El anuncio de la Palabra:

o Introducción a las lecturas (monición)

o Proclamación de la Palabra (se proclaman tres lecturas los domingos y solemnidades: profeta, apóstol y evangelista). La lectura evangélica es propia del diácono o del sacerdote mientras que las demás lecturas son propias de ministerios laicales.

o Aclamación a cada lectura.

o Homilía

· La Iglesia acoge, escucha y acepta la Palabra. Los elementos de la respuesta de los fieles a la proclamación hecha tiene varios elementos:

o El salmo responsorial (se canta o se recita si no hay salmista)

o Los silencios.

o El Aleluya (debe cantarse y de no hacerlo se puede omitir).

o La profesión de fe.

o La plegaria universal o de los fieles. Se llama universal porque se suplica por las necesidades de todos los hombres. Debe poder ser asumida por todo el pueblo cristiano y al menos cuatro de las peticiones deben ser:

§ Por la Iglesia y sus necesidades

§ Por los gobernantes

§ Por los pobres y necesitados

§ Por todos los presentes

C) LA LITURGIA EUCARÍSTICA: Si hasta este momento la Asamblea se ha centrado en la Palabra (ambón), ahora el centro pasa a los dones (altar). Esta liturgia se desarrolla en tres momentos sucesivos, tal como Jesús hizo en la Última Cena, a saber 1. Tomó el pan, el cáliz (preparación de los dones) 2.- Bendijo, dio gracias a Dios (plegaria eucarística) 3.- Partió y dio (rito de comunión) (OGMR 72).

· Preparación de los dones: Consta a su vez de estos momentos:

o La procesión de los dones (deben llevarse dones que se queden para el servicio del altar o bien que sean para los pobres y necesitados).

o La preparación de los dones.

o La presentación de los dones (Bendito seas, Señor...).

o El lavabo, que se hará en un lado del altar.

o La oración sobre las ofrendas, que se rubrica por el pueblo con un Amen.

· Plegaria eucarística: Es el ápice de toda la celebración OGMR 30). En esta parte se llega a la máxima plenitud de expresión la acción de gracias y la alabanza. Se la ha llamado de diversas formas: plegaria eucarística, canon, anáfora. Es una oración de bendición que consta de los siguientes elementos (OGMR 79):

o La acción de gracias del Prefacio

o La aclamación del Sanctus

o La epíclesis o invocación al Espíritu Santo

o El relato de la institución y la consagración

o La anámnesis o memorial

o La oblación.

o Las intercesiones.

o La doxología final.

· El rito de comunión: Forma una unidad con la plegaria eucarística, con un esquema lineal. Consta de las siguientes partes:

o El padrenuestro.

o Rito de la paz : Los fieles se expresan mutuamente la comunión eclesial y la caridad mutua antes de comulgar.

o La fracción del pan, que incluye la inmixión (mezcla) y el Agnus Dei

o La Comunión, con una preparación previa y oración posterior a la comunión

D) RITO DE CONCLUSIÓN: Tiene como objetivo el unir la celebración con la vida cotidiana. Ahora es el momento de dar los avisos de la comunidad para la semana y las actividades a desarrollar. Se saluda y se acaba con la bendición que puede ser simple o solemne (con tres apartados a los que el pueblo contesta AMEN). Tras el "Pueden ir en paz" la Asamblea se disuelve para ir a sus ocupaciones alabando al Señor.

lunes, 16 de marzo de 2009

Una información que obliga a una reflexión:

Lo que sigue a continuación es una noticia publicada por la agencia AICA, que no debe ser dejada "pasar por alto", en razón de que su contenido debe motivarnos a hacer un profundo examen de conciencia. No debemos ocultar estas realidades, sino más bien conociéndolas intensificar nuestra oración por el Santo Padre, y por la instauración de la unidad entre los cristianos católicos, a fin de que pronto sea una realidad el deseo expresado por nuestro Señor en ocasión de la última cena: "Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros" (Jn.17,11).
L’Osservatore Romano denuncia el "odio" hacia el Papa
Ciudad del Vaticano, 16 Mar. 09 (AICA)
Diario del Vaticano,

Diario del Vaticano, "L’Osservatore Romano"

El diario vaticano "L’Osservatore Romano" denunció los "ataques, incluso con odio", de muchos católicos hacia Benedicto XVI por el levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvristas. "Contra Benedicto XVI se lanzaron acusaciones infundadas y muy fuertes, desde que renegaba del Concilio Vaticano II y hasta de oscurantismo", afirma en un editorial el director del vespertino de la Santa Sede, Giovanni María Vian, al comentar la carta del Papa a los obispos católicos en la que explica su decisión sobre los tradicionalistas. Para Vian, se trata de un texto "apasionado y sin precedentes, salido del corazón" de Benedicto XVI para contribuir a la paz del mundo. Considera que "no hay precedentes recientes de un vendaval tal desencadenado" contra el Santo Padre, tras la publicación el 24 de enero del documento vaticano en el que se anunció el levantamiento de la excomunión a los cuatro prelados. Vian agrega que el gesto papal fue echado por tierra de manera "increíble y deshonesta", aprovechando la difusión "en una concomitancia de tiempo, por cierto no casual", de las afirmaciones negacionistas del holocausto por parte de uno de los prelados a los que el Papa levantó la sanción canónica, Richard Williamson. "Afirmaciones inaceptables (contra el Pontífice), como inaceptables y vergonzosos fueron los comportamientos contra el judaísmo por parte de algunos miembros del grupo al que Benedicto XVI tendió la mano (los lefebvristas)", dice Vian. El editorial señala que desde "muchas partes" se intentó culpar al Papa de hostilidades hacia los judíos, cuando es bien conocida su posición en favor del diálogo y de firme condena del holocausto. Tras subrayar la "lucidez" de la carta del Pontífice, el diario vaticano señala que lo anterior no evita que se analice el sistema de comunicaciones del Vaticano. Según Vian, es necesaria una atención y una comunicación más preparada y oportuna para poder afrontar el actual contexto global, donde la información, "omnipresente y superabundante, está expuesta a manipulaciones e instrumentalizaciones, entre ellas las fugas de noticias". En este punto acusa a la Curia Romana de ser culpable de fugas de noticias, "cuando es un organismo que debe dar ejemplo". El editorial concluye indicando que es necesario encontrar la paz y la unidad en la Iglesia católica y, para ello, los católicos no deben "destruirse" como escribía san Pablo a los Gálatas "en una de sus más bellas y dramáticas cartas, como esta del Papa Benedicto XVI".+

domingo, 15 de marzo de 2009

Canto Gregoriano

Acabo de leer en el semanario "Cristo Hoy" la información que transcribo más abajo, la cual merece ser destacada por su importancia relacionada con la liturgia, a saber: "El Taller Permanente de Canto Gregoriano, comenzó nuevamente sus actividades, el día 11 de marzo en la basílica Nuestra Señora del Socorro, ubicada en la calle Juncal 876, Buenos Aires. Está destinado a todos los interesados en el canto litúrgico medieval, en su práctica coral y solista, y en su contexto: historia, latín, liturgia, fuentes documentales y otros temas relacionados. Más información: marcabrun@sion.com." (Aica).

sábado, 14 de marzo de 2009

Formación Litúrgica

EL CANTO EN LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

El canto tiene el deseo de hacer participar al pueblo en los actos litúrgicos.

La función de un coro en la celebración litúrgica, al igual que el resto de la música, tiene varias vertientes:

* Función dinámica, ya que sirve para unir los corazones.

* Favorece la participación, como consecuencia de lo anterior.

* Tiene una dimensión evangelizadora y misionera.

* Función ministerial, ya que se encuentra al servicio de la acción litúrgica.

Las características que debe cumplir la música litúrgica deben ser: santidad, bondad de formas y universalidad.

No obstante lo anteriormente dicho, el canto del coro debe tener un principio rector: que no excluya nunca el canto del pueblo, ya que los fieles no vamos a la Asamblea para oír conciertos que otros interpretan sino a participar. No se debe confiar al coro el canto de todo el “propio” y todo el “ordinario” de la Misa excluyendo al pueblo de la participación activa. Hay partes de la Misa que siempre deberían ser cantadas: la antífona de respuesta al Salmo y el propio Salmo así como el Sanctus.

En la Misa el pueblo puede cantar: el canto de entrada, la respuesta al saludo inicial, el canto de aspersión cuando lo hay, los Kyries, el Gloria, el Amen conclusivo de la oración Colecta, el salmo responsorial, el Aleluya, el Credo, la respuesta a la Oración de los fieles, durante la presentación de las ofrendas, el diálogo del Prefacio, el Sanctus, las aclamaciones a la Plegaria eucarística con el Amen conclusivo, el Padrenuestro, su aclamación el Cordero de Dios, durante la comunión y en la bendición.

Lo anterior no impide que en ocasiones muy solemnes pueda y deba cantar una coral o capilla e incluso algún solista. También, el rector del templo y el equipo de liturgia deben estar coordinados con los cantores, para que no se produzcan interferencias mutuas.

Los principales documentos sobre la música litúrgica que el S. XX nos ha dejado son varios. Podemos citar:

* el motu propio Tra le Sollecitudini de san Pío X (22-11-1903)

* la encíclica Musicae Sacrae disciplina de Pío XII (25-12-1955) la Instrucción sobre la Música sagrada de la Sagrada Congregación de Ritos (3-9-1958)

* la Constitución Sacrosanctum Concilium del Vaticano II, la cual dedica su capítulo VI a la música.

* la instrucción Musicam Sacram (5-3-1967)

Para terminar podemos citar también las orientaciones que sobre música litúrgica nos da el Misal Romano (OGMR), el Orden de las Lecturas de la Misa (OLM), la Ordenación General de la Liturgia de las Horas (OGLH), el Ceremonial de los Obispos y la Instrucción sobre La Liturgia romana y la Inculturación (25-1-1994) así como los Cantorales Litúrgicos Nacionales, que recogen los principales cantos de la Misa para los diferentes tiempos litúrgicos y otros temas.

jueves, 12 de marzo de 2009

Carta del Santo Padre a los Obispos

Antes de invitarlos a leer esta carta, quiero expresar algo al respecto. Es digno de tener en cuenta como el Santo Padre se expresa en ella. Lo hace al modo de un verdadero padre, preocupado por sus hijos. Se expresa con total claridad, y pone en evidencia nuestra realidad eclesial. Interpela nuestra conciencia para que meditemos de que manera estamos ejerciendo nuestra verdadera misión como cristianos: "que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado:Jesucristo" (Jn.17,3). Gracias Santo Padre, por enseñarnos a hablar con claridad. Ahora sí. No se pierdan nada de esta carta.

CARTA SOBRE REMISIÓN EXCOMUNION OBISPOS DE LEFEBVRE

CIUDAD DEL VATICANO, 12 MAR 2009 (VIS).-Hoy se hizo pública una carta de Benedicto XVI a los obispos de la Iglesia católica sobre la remisión de la excomunión de los cuatro Obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre.

Ofrecemos el texto completo del documento, fechado el 10 de marzo y que se ha publicado en inglés, francés, español, italiano, alemán y portugués:

"Queridos Hermanos en el ministerio episcopal

La remisión de la excomunión a los cuatro Obispos consagrados en el año 1988 por el Arzobispo Lefebvre sin mandato de la Santa Sede, ha suscitado por múltiples razones dentro y fuera de la Iglesia católica una discusión de una vehemencia como no se había visto desde hace mucho tiempo. Muchos Obispos se han sentido perplejos ante un acontecimiento sucedido inesperadamente y difícil de encuadrar positivamente en las cuestiones y tareas de la Iglesia de hoy. A pesar de que muchos Obispos y fieles estaban dispuestos en principio a considerar favorablemente la disposición del Papa a la reconciliación, a ello se contraponía sin embargo la cuestión sobre la conveniencia de dicho gesto ante las verdaderas urgencias de una vida de fe en nuestro tiempo. Algunos grupos, en cambio, acusaban abiertamente al Papa de querer volver atrás, hasta antes del Concilio. Se desencadenó así una avalancha de protestas, cuya amargura mostraba heridas que se remontaban más allá de este momento. Por eso, me siento impulsado a dirigiros a vosotros, queridos Hermanos, una palabra clarificadora, que debe ayudar a comprender las intenciones que me han guiado en esta iniciativa, a mí y a los organismos competentes de la Santa Sede. Espero contribuir de este modo a la paz en la Iglesia.

Una contrariedad para mí imprevisible fue el hecho de que el caso Williamson se sobrepusiera a la remisión de la excomunión. El gesto discreto de misericordia hacia los cuatro Obispos, ordenados válidamente pero no legítimamente, apareció de manera inesperada como algo totalmente diverso: como la negación de la reconciliación entre cristianos y judíos y, por tanto, como la revocación de lo que en esta materia el Concilio había aclarado para el camino de la Iglesia. Una invitación a la reconciliación con un grupo eclesial implicado en un proceso de separación, se transformó así en su contrario: un aparente volver atrás respecto a todos los pasos de reconciliación entre los cristianos y judíos que se han dado a partir del Concilio, pasos compartidos y promovidos desde el inicio como un objetivo de mi trabajo personal teológico. Que esta superposición de dos procesos contrapuestos haya sucedido y, durante un tiempo haya enturbiado la paz entre cristianos y judíos, así como también la paz dentro de la Iglesia, es algo que sólo puedo lamentar profundamente. Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias. Me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad dispuesta al ataque. Justamente por esto doy gracias a los amigos judíos que han ayudado a deshacer rápidamente el malentendido y a restablecer la atmósfera de amistad y confianza que, como en el tiempo del Papa Juan Pablo II, también ha habido durante todo el período de mi Pontificado y, gracias a Dios, sigue habiendo.

Otro desacierto, del cual me lamento sinceramente, consiste en el hecho de que el alcance y los límites de la iniciativa del 21 de enero de 2009 no se hayan ilustrado de modo suficientemente claro en el momento de su publicación. La excomunión afecta a las personas, no a las instituciones. Una ordenación episcopal sin el mandato pontificio significa el peligro de un cisma, porque cuestiona la unidad del colegio episcopal con el Papa. Por esto, la Iglesia debe reaccionar con la sanción más dura, la excomunión, con el fin de llamar a las personas sancionadas de este modo al arrepentimiento y a la vuelta a la unidad. Por desgracia, veinte años después de la ordenación, este objetivo no se ha alcanzado todavía. La remisión de la excomunión tiende al mismo fin al que sirve la sanción: invitar una vez más a los cuatro Obispos al retorno. Este gesto era posible después de que los interesados reconocieran en línea de principio al Papa y su potestad de Pastor, a pesar de las reservas sobre la obediencia a su autoridad doctrinal y a la del Concilio. Con esto vuelvo a la distinción entre persona e institución. La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave. Hay que distinguir este ámbito disciplinar del ámbito doctrinal. El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinares sino doctrinales. Hasta que la Fraternidad non tenga una posición canónica en la Iglesia, tampoco sus ministros ejercen ministerios legítimos en la Iglesia. Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución. Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia.

A la luz de esta situación, tengo la intención de asociar próximamente la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei", institución competente desde 1988 para esas comunidades y personas que, proviniendo de la Fraternidad San Pío X o de agrupaciones similares, quieren regresar a la plena comunión con el Papa, con la Congregación para la Doctrina de la Fe. Con esto se aclara que los problemas que deben ser tratados ahora son de naturaleza esencialmente doctrinal, y se refieren sobre todo a la aceptación del Concilio Vaticano II y del magisterio postconciliar de los Papas. Los organismos colegiales con los cuales la Congregación estudia las cuestiones que se presentan (especialmente la habitual reunión de los Cardenales el miércoles y la Plenaria anual o bienal) garantizan la implicación de los Prefectos de varias Congregaciones romanas y de los representantes del Episcopado mundial en las decisiones que se hayan de tomar. No se puede congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1962, lo cual debe quedar bien claro a la Fraternidad. Pero a algunos de los que se muestran como grandes defensores del Concilio se les debe recordar también que el Vaticano II lleva consigo toda la historia doctrinal de la Iglesia. Quien quiere ser obediente al Concilio, debe aceptar la fe profesada en el curso de los siglos y no puede cortar las raíces de las que el árbol vive.

Espero, queridos Hermanos, que con esto quede claro el significado positivo, como también sus límites, de la iniciativa del 21 de enero de 2009. Sin embargo, queda ahora la cuestión: ¿Era necesaria tal iniciativa? ¿Constituía realmente una prioridad? ¿No hay cosas mucho más importantes? Ciertamente hay cosas más importantes y urgentes. Creo haber señalado las prioridades de mi Pontificado en los discursos que pronuncié en sus comienzos. Lo que dije entonces sigue siendo de manera inalterable mi línea directiva. La primera prioridad para el Sucesor de Pedro fue fijada por el Señor en el Cenáculo de manera inequívoca: "Tú... confirma a tus hermanos" (Lc 22,32). El mismo Pedro formuló de modo nuevo esta prioridad en su primera Carta: "Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 Pe 3,15). En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado. El auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que proviene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más de manifiesto.

Conducir a los hombres hacia Dios, hacia el Dios que habla en la Biblia: Ésta es la prioridad suprema y fundamental de la Iglesia y del Sucesor de Pedro en este tiempo. De esto se deriva, como consecuencia lógica, que debemos tener muy presente la unidad de los creyentes. En efecto, su discordia, su contraposición interna, pone en duda la credibilidad de su hablar de Dios. Por eso, el esfuerzo con miras al testimonio común de fe de los cristianos -al ecumenismo- está incluido en la prioridad suprema. A esto se añade la necesidad de que todos los que creen en Dios busquen juntos la paz, intenten acercarse unos a otros, para caminar juntos, incluso en la diversidad de su imagen de Dios, hacia la fuente de la Luz. En esto consiste el diálogo interreligioso. Quien anuncia a Dios como Amor "hasta el extremo" debe dar testimonio del amor. Dedicarse con amor a los que sufren, rechazar el odio y la enemistad, es la dimensión social de la fe cristiana, de la que hablé en la Encíclica Deus caritas est.

Por tanto, si el compromiso laborioso por la fe, por la esperanza y el amor en el mundo es en estos momentos (y, de modos diversos, siempre) la auténtica prioridad para la Iglesia, entonces también forman parte de ella las reconciliaciones pequeñas y medianas. Que el humilde gesto de una mano tendida haya dado lugar a un revuelo tan grande, convirtiéndose precisamente así en lo contrario de una reconciliación, es un hecho del que debemos tomar nota. Pero ahora me pregunto: ¿Era y es realmente una equivocación, también en este caso, salir al encuentro del hermano que "tiene quejas contra ti" (cf. Mt 5,23s) y buscar la reconciliación? ¿Acaso la sociedad civil no debe intentar también prevenir las radicalizaciones y reintegrar a sus eventuales partidarios -en la medida de lo posible- en las grandes fuerzas que plasman la vida social, para evitar su segregación con todas sus consecuencias? ¿Puede ser totalmente desacertado el comprometerse en la disolución de las rigideces y restricciones, para dar espacio a lo que haya de positivo y recuperable para el conjunto? Yo mismo he visto en los años posteriores a 1988 cómo, mediante el regreso de comunidades separadas anteriormente de Roma, ha cambiado su clima interior; cómo el regreso a la gran y amplia Iglesia común ha hecho superar posiciones unilaterales y ablandado rigideces, de modo que luego han surgido fuerzas positivas para el conjunto. ¿Puede dejarnos totalmente indiferentes una comunidad en la cual hay 491 sacerdotes, 215 seminaristas, 6 seminarios, 88 escuelas, 2 institutos universitarios, 117 hermanos, 164 hermanas y millares de fieles? ¿Debemos realmente dejarlos tranquilamente ir a la deriva lejos de la Iglesia? Pienso por ejemplo en los 491 sacerdotes. No podemos conocer la trama de sus motivaciones. Sin embargo, creo que no se hubieran decidido por el sacerdocio si, junto a varios elementos distorsionados y enfermos, no existiera el amor por Cristo y la voluntad de anunciarlo y, con Él, al Dios vivo. ¿Podemos simplemente excluirlos, como representantes de un grupo marginal radical, de la búsqueda de la reconciliación y de la unidad? ¿Qué será de ellos luego?

Ciertamente, desde hace mucho tiempo y después una y otra vez, en esta ocasión concreta hemos escuchado de representantes de esa comunidad muchas cosas fuera de tono: soberbia y presunción, obcecaciones sobre unilateralismos, etc. Por amor a la verdad, debo añadir que he recibido también una serie de impresionantes testimonios de gratitud, en los cuales se percibía una apertura de los corazones. ¿Acaso no debe la gran Iglesia permitirse ser también generosa, siendo consciente de la envergadura que posee; en la certeza de la promesa que le ha sido confiada? ¿No debemos como buenos educadores ser capaces también de dejar de fijarnos en diversas cosas no buenas y apresurarnos a salir fuera de las estrecheces? ¿Y acaso no debemos admitir que también en el ámbito eclesial se ha dado alguna salida de tono? A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele -en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.

Queridos Hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5,13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: "No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente". Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en San Pablo. Bajo ciertos aspectos puede ser también así. Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada. ¿Sorprende acaso que tampoco nosotros seamos mejores que los Gálatas? Que ¿quizás estemos amenazados por las mismas tentaciones? ¿Que debamos aprender nuevamente el justo uso de la libertad? ¿Y que una y otra vez debamos aprender la prioridad suprema: el amor? En el día en que hablé de esto en el Seminario Mayor, en Roma se celebraba la fiesta de la Virgen de la Confianza. En efecto, María nos enseña la confianza. Ella nos conduce al Hijo, del cual todos nosotros podemos fiarnos. Él nos guiará, incluso en tiempos turbulentos. De este modo, quisiera dar las gracias de corazón a todos los numerosos Obispos que en este tiempo me han dado pruebas conmovedoras de confianza y de afecto y, sobre todo, me han asegurado sus oraciones. Este agradecimiento sirve también para todos los fieles que en este tiempo me han dado prueba de su fidelidad intacta al Sucesor de San Pedro. El Señor nos proteja a todos nosotros y nos conduzca por la vía de la paz. Es un deseo que me brota espontáneo del corazón al comienzo de esta Cuaresma, que es un tiempo litúrgico particularmente favorable a la purificación interior y que nos invita a todos a mirar con esperanza renovada al horizonte luminoso de la Pascua.

Con una especial bendición apostólica me confirmo".

Fuente: Vatican Information Service.

BXVI-CARTA/EXCOMUNION OBISPOS LEFEBVRE/... VIS 090312 (2500)

miércoles, 11 de marzo de 2009

El Card. Cañizares y la necesidad de la formación litúrgica

ROMA, 11 Mar. 09 (ACI).-El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Antonio Cañizares, resaltó la necesidad de la formación y la reflexión, "de una profundización de la mente y el corazón" para afrontar "la urgencia de un retorno al espíritu de la renovación litúrgica". Según precisa L'Osservatore Romano, así lo indicó el Purpurado en su intervención al inaugurar los trabajos de la plenaria del Dicasterio que preside, que culminarán este viernes, sobre el tema de la Adoración Eucarística. Tras comentar que esta plenaria es la primera en la que participa al iniciar su servicio a la cabeza de este dicasterio, el Cardenal Cañizares destacó que el pensamiento y magisterio litúrgico del Papa Benedicto XVI "son lo suficientemente ricos y abren vías seguras para una profunda y decisiva renovación de la liturgia en la vida de la Iglesia, como auspicia todavía y sobre todo hoy la Constitución Sacrosanctum concilium, colocada providencialmente como primer fruto del Concilio Vaticano II". De aquí la invitación a redescubrir y estudiar ese documento que contiene "el presupuesto preciso, y con frecuencia no bien entendido, que en principio 'es la adoración'". Tras comentar luego la necesidad de "invertir mucho en la formación litúrgica", el Prefecto alentó una revisión de los Prenotanda, es decir de los libros litúrgicos que siguen a la reforma del Concilio Vaticano II: "No con la idea de cambiar los ritos o las formas de la liturgia salvo en aquellos puntos en donde sea necesario, manteniendo la lógica de la continuidad de la liturgia, pero, sobre todo, para hacer que las introducciones ofrezcan los necesarios y adecuados aspectos doctrinales que ayuden a asimilar lo que sucede en las celebraciones litúrgicas". Posible Congreso en 2013 Una "ayuda para vivir mejor el espíritu de la liturgia" debe venir también del esfuerzo por "mejorar el canto y la música, y la belleza de la celebración y de los espacios celebrativos". Para ello, "se podría pensar en un congreso en 2013, en ocasión del 50 aniversario de la Constitución sobre la sagrada liturgia". Finalmente el Cardenal Cañizares precisó que "es necesario que Dios ocupe siempre el primer lugar. "Es propio en la liturgia en donde se da la adoración, que es además el centro de la liturgia. Se trata entonces de vivir la Eucaristía como adoración, de prolongar la Eucaristía en la adoración del Santísimo Sacramento del altar". Fuente: Aci Prensa

martes, 10 de marzo de 2009

Cardenal Cañizares: “Adorar a Dios es lo que cambia la vida de los cristianos”

La Congregación para el Culto reflexionará sobre la importancia de la Adoración eucarística

CIUDAD DEL VATICANO, martes 10 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- En esta época de secularización es conveniente, siguiendo el ejemplo del propio Papa Benedicto XVI, recuperar la práctica de la adoración eucarística. Así lo dio a entender hoy el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, cardenal Antonio Cañizares, a propósito de la plenaria que su dicasterio celebra esta semana.

En declaraciones a Radio Vaticano, el purpurado explicó que la adoración eucarística será el tema central dela reunión plenaria, que tendrá lugar en la Santa Sede hasta el próximo viernes.

“La liturgia es ante todo adoración -explicó-. La Iglesia es obra de Dios, es acción de Dios, es reconocimiento de lo que Dios hace en favor de los hombres. Y la adoración que expresa la liturgia, sobre todo la Eucaristía, es el reconocimiento de Dios, de que todo viene de Él, de que todo lo que nos pertenece debe encontrarle a Él”.

Precisamente en el actual contexto de secularización, en que “se tiende a olvidar a Dios, a considerarlo poco importante para la vida”, añadió el cardenal Cañizares, es oportuno “reafirmar que lo primero es Dios”.

“Esto es lo que cambiará la vida de los cristianos y de la Iglesia”, añadió. Cuando la Iglesia “olvida que Dios es el centro de todo, se convierte en una institución meramente humana”.

Una práctica secular

Aunque la devoción eucarística ha sido de gran importancia desde los primeros siglos del cristianismo, la adoración fuera de la Misa empieza a configurarse desde el siglo XI, y sobre todo tras la rotunda afirmación de la Presencia Real de Cristo hecha por los Concilios Romanos de 1059 y de 1079.

La adoración eucarística recibió un fuerte impulso entre los siglos XIII y XIV, con el establecimiento de la fiesta del Corpus Christi en todo el mundo cristiano, una devoción que en ocho siglos ha aumentado enormemente, especialmente tras el Concilio de Trento, en España e Italia y en los países latinoamericanos.

A lo largo de la historia han surgido muchas asociaciones dedicadas a la veneración del Santísimo Sacramento. La más extendida actualmente es la Adoración Nocturna, que en su forma actual procede de la asociación fundada por Hermann Cohen en París en 1848.

lunes, 9 de marzo de 2009

Formación Litúrgica

LA LITURGIA Y EL CULTO

“La verdadera formación litúrgica no puede consistir en el aprendizaje y ensayo de las actividades exteriores, sino en el acercamiento a la actio esencial, que constituye la liturgia, en el acercamiento al poder transformador de Dios que, a través del acontecimiento litúrgico, quiere transformarnos a nosotros mismos y al mundo. Claro que, en este sentido, la formación litúrgica actual de los sacerdotes y de los laicos tiene un déficit que causa tristeza. Queda mucho por hacer”. BENEDICTO XVI.

Para la Iglesia, la liturgia es el culto oficial y público que se tributa a Dios, según definió Pío XII. La renovación litúrgica producida en los últimos años culminó en el Vaticano II, con la Constitución sobre la Sagrada Liturgia "Sacrosantum Concilium" (SC) promulgada por Pablo VI justo cuatrocientos años después de la clausura del Concilio de Trento (4 de diciembre de 1963) devolviéndose a la liturgia su sentido de celebración del misterio pascual. Para la Iglesia posterior al Vaticano II la liturgia es "el ejercicio del sacerdocio de Cristo" (SC 7). Se llaman litúrgicas aquellas celebraciones que la Iglesia considera como suyas y están contenidas en sus libros oficiales y se realizan por la comunidad y los ministros señalados para cada caso como la Eucaristía, los sacramentos en general, la Liturgia de las Horas y los sacramentales. Posteriormente a la SC han ido publicándose otros documentos que aclaran aspectos y la desarrollan, así como advierten de abusos y prácticas no aconsejables. Nos referimos a la la Revisión 2000 de la Institutio Generalis Missalis Romanis y a la Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos titulada Redemptionis Sacramentum (RS).

En definitiva, la liturgia de la cual forma parte el culto no es más que la historia de los acontecimientos salvíficos y el ejercicio del sacerdocio de Cristo. En ningún caso debe considerarse la liturgia ni como la parte externa y sensible del culto divino ni como un conjunto de leyes y preceptos que reglamentan los ritos sagrados.

La liturgia, que emplea un lenguaje simbólico, se vale de fórmulas litúrgicas (lecturas bíblicas, salmos, letanías, cánticos, doxologías, himnos, colectas, etc.), de materias litúrgicas (pan, vino, agua, sal aceite, ceniza, fuego, cera, ramos de flores, incienso) y de actitudes y gestos (postraciones, genuflexiones, imposición de manos, señal de la cruz, elevación de manos, etc.). Así mismo existen libros litúrgicos, hoy compendiados en el Misal Romano, Leccionario, Libro de la Sede, Libro de Preces y otros.

Solamente son actos litúrgicos las celebraciones que expresan el misterio de Cristo y la naturaleza sacramental de la Iglesia; todo lo demás son actos de piedad.

Desde que en 1570 Pío V impuso la unificación de los libros litúrgicos, en todo Occidente sólo subsisten algunos casos muy contados de liturgias locales: la mozárabe de Toledo (también llamado rito hispano, propia de España) la ambrosiana de Milán y la lionesa de Lyón. Tras el Vaticano II, la Iglesia quiere de nuevo "conservar y fomentar, con igual honor, otros ritos legítimos" (SC 4) rompiendo la hegemonía de siglos de la liturgia romana sobre las locales. Los ejemplos actuales más espectaculares de liturgias no-romanas nos llevan a pueblos africanos.

También, la liturgia integra dos facetas que se complementan: la anámesis (memorial de lo sucedido) y la mímesis (la imitación de lo acontecido). Nace así la ritualidad que imita lo que la palabra recuerda (caso de la procesión del Domingo de Ramos y de toda la religiosidad popular). En definitiva, en conocida frase, "aquello que la Palabra lleva al oído, la imagen lleva a la vista". De igual manera, lo que oramos es lo que creemos (la lex orandi es la expresión de la lex credendi), según un axioma ya clásico. El memorial que la liturgia realiza no es mero recuerdo de lo sucedido sino una presencia real que se repite.

martes, 3 de marzo de 2009

¿Se enteró de esto?

Revival de la confesión

Mallcolorado

No suele ser frecuente que el sacramento de la confesión sea noticia. Por eso es significativo el largo reportaje que The Wall Street Journal dedicó a la “vuelta” de la confesión. “El pecado nunca pasa de moda, pero la confesión está experimentando un revivial”, dice el subtítulo. En el texto se habla de algunas iniciativas emprendida por diócesis católicas de Estados Unidos para hacer de la confesión una “top priority”.

Se informa, por ejemplo, de que la diócesis de Washington D. C. lanzó en febrero una campaña para invitar a los católicos a acudir a la confesión durante la Cuaresma. Para ello se usaron avisos en radio y espacios publicitarios en autobuses, metro y pantallas públicas. “La respuesta fue suficientemente fuerte como para que diez parroquias decidieran ampliar los horarios de confesiones”. La diócesis de Orlando editó 190 mil folletos recomendando la confesión. Se relatan algunos testimonios y experiencias como la de tres capuchinos, que confiesan en un centro comercial (el típico mall) de Colorado Springs (Colorado) once horas al día, seis días a la semana (foto).

El artículo se hace eco también del interés de algunas denominaciones protestantes por la confesión. Desde luego, es algo distinto de lo que la doctrina católica entiende por sacramento de la confesión (incluso, a veces, adquiere formas más bien llamativas, como confesión pública en internet, etc.). En todo caso, de la información del diario se deduce que algunos pastores protestantes consideran muy pobre ganar prosélitos solo “con sermones que gustan al oido, café y servicios tipo conciertos de rock, sin mencionar nunca la llamada al arrepentimiento”.

Fuente: conoZe.com

lunes, 2 de marzo de 2009

Formación Litúrgica

Espero que estos aportes sobre la formación litúrgica sean de utilidad para quienes se interesen en el tema. Quiero advertir que los conceptos que se vierten en los mismos son breves y sencillos, ya que no se busca elaborar un tratado de liturgia, sino brindar datos precisos que sirvan en especial a quienes recién toman contacto con ellos. Que el Señor los bendiga y reciban mi saludo en Cristo y María.

CONCEPTO DE LITURGIA

La palabra Liturgia viene del griego (leitourgia) y quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad. Hoy se usa para designar todo el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.

El Concilio Vaticano II en la "Constitución sobre la Liturgia" nos presenta un tratado amplio, profundo y pastoral sobre el tema. Citamos algunos conceptos para darnos una idea de lo importante que es vivir la Liturgia, para enriquecernos de los dones que proceden de la acción redentora de Nuestro Señor. "La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia". En esta descripción encontramos lo que es realmente la Liturgia:

1) Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo. Es decir, en la Liturgia, Cristo actúa como sacerdote, ofreciéndose al Padre, para la salvación de los hombres.

2) Los signos sensibles realizan la santificación de los hombres en lo que significan. Por ejemplo, el agua en el Bautismo significa y realiza la purificación y es principio de vida, el pan en la Eucaristía alimenta el espíritu del hombre.

3) En la acción litúrgica, Cristo y los cristianos, que forman el Cuerpo Místico, ejercen el culto público.

4) Es la acción sagrada por excelencia, que ninguna oración o acción humana puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo.

5) La Liturgia es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana su fuerza.

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE MARZO

Intención General: Para que el papel desempeñado por las mujeres sea más apreciado y valorado en todas las naciones del mundo. Intención Misionera: Para que los obispos, sacerdotes, las personas consagradas y los fieles laicos de la Iglesia Católica en la República Popular de China, a la luz de la Carta que el papa Benedicto XVI les escribió, trabajen para ser signo e instrumento de unidad, de comunión y de paz.