"Destilad, cielos, el rocío de lo alto y que las nubes lluevan al Justo, ábrase la tierra y brote al Salvador. Los cielos cantan la gloria de Dios y el firmamento pregona cuán grandes son las obras de sus manos".
domingo, 22 de marzo de 2009
Una oración para memorizar
miércoles, 18 de marzo de 2009
Formación Litúrgica
El esquema de la celebración eucarística tiene, como Asamblea y reunión que es, un esquema similar al de una reunión de amigos que recibe un anfitrión: se recibe a los que llegan, se habla y escucha, se come en común y se despide al terminar. Así hizo Jesús en la Última Cena ya que reunió a los Apóstoles (rito de apertura), les habló (Palabra), pronunció la bendición, les dio de comer y beber (eucaristía) y salieron hacia el monte de los Olivos (conclusión).
En
A) LOS RITOS INICIALES: Sirven para recibir a los fieles y son la apertura de la celebración. Sus objetivos son los de ayudar a formar y sentirse como comunidad y preparar a los fieles a oír y celebrar dignamente
· Procesión y canto de entrada: abre la celebración, fomenta la unión de los fieles y acompaña la procesión.
· Veneración del altar: como símbolo de Cristo (beso ritual).
· La señal de
· Saludo a
· Monición Inicial: Tiene por objeto explicar e implicar a todos en la celebración. Debe ser breve,concisa y preparada.
· Acto penitencial: Todos somos pecadores y debemos pedir perdón. Este acto a su vez consta de varias partes:
o Monición
o Silencio
o Fórmula de confesión general
o Absolución (esta fórmula de absolución carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia; por lo tanto no perdona los pecados graves).
· El Kyrie: "Señor, ten piedad". No es penitencial sino que tiene sentido de aclamación a Cristo y petición de misericordia.
· El himno Gloria: No fue compuesto para
· La oración Colecta: (colecta=reunir). El sacerdote invita a orar, lee la oración y el pueblo ratifica con un AMEN.
B)
· El anuncio de
o Introducción a las lecturas (monición)
o Proclamación de
o Aclamación a cada lectura.
o Homilía
·
o El salmo responsorial (se canta o se recita si no hay salmista)
o Los silencios.
o El Aleluya (debe cantarse y de no hacerlo se puede omitir).
o La profesión de fe.
o La plegaria universal o de los fieles. Se llama universal porque se suplica por las necesidades de todos los hombres. Debe poder ser asumida por todo el pueblo cristiano y al menos cuatro de las peticiones deben ser:
§ Por
§ Por los gobernantes
§ Por los pobres y necesitados
§ Por todos los presentes
C)
· Preparación de los dones: Consta a su vez de estos momentos:
o La procesión de los dones (deben llevarse dones que se queden para el servicio del altar o bien que sean para los pobres y necesitados).
o La preparación de los dones.
o La presentación de los dones (Bendito seas, Señor...).
o El lavabo, que se hará en un lado del altar.
o La oración sobre las ofrendas, que se rubrica por el pueblo con un Amen.
· Plegaria eucarística: Es el ápice de toda la celebración OGMR 30). En esta parte se llega a la máxima plenitud de expresión la acción de gracias y la alabanza. Se la ha llamado de diversas formas: plegaria eucarística, canon, anáfora. Es una oración de bendición que consta de los siguientes elementos (OGMR 79):
o La acción de gracias del Prefacio
o La aclamación del Sanctus
o La epíclesis o invocación al Espíritu Santo
o El relato de la institución y la consagración
o La anámnesis o memorial
o La oblación.
o Las intercesiones.
o La doxología final.
· El rito de comunión: Forma una unidad con la plegaria eucarística, con un esquema lineal. Consta de las siguientes partes:
o El padrenuestro.
o Rito de la paz : Los fieles se expresan mutuamente la comunión eclesial y la caridad mutua antes de comulgar.
o La fracción del pan, que incluye la inmixión (mezcla) y el Agnus Dei
o
lunes, 16 de marzo de 2009
Una información que obliga a una reflexión:
domingo, 15 de marzo de 2009
Canto Gregoriano
sábado, 14 de marzo de 2009
Formación Litúrgica
EL CANTO EN
El canto tiene el deseo de hacer participar al pueblo en los actos litúrgicos.
La función de un coro en la celebración litúrgica, al igual que el resto de la música, tiene varias vertientes:
Función dinámica, ya que sirve para unir los corazones.
Favorece la participación, como consecuencia de lo anterior.
Tiene una dimensión evangelizadora y misionera.
Función ministerial, ya que se encuentra al servicio de la acción litúrgica.
Las características que debe cumplir la música litúrgica deben ser: santidad, bondad de formas y universalidad.
No obstante lo anteriormente dicho, el canto del coro debe tener un principio rector: que no excluya nunca el canto del pueblo, ya que los fieles no vamos a
En
Lo anterior no impide que en ocasiones muy solemnes pueda y deba cantar una coral o capilla e incluso algún solista. También, el rector del templo y el equipo de liturgia deben estar coordinados con los cantores, para que no se produzcan interferencias mutuas.
Los principales documentos sobre la música litúrgica que el S. XX nos ha dejado son varios. Podemos citar:
* el motu propio Tra le Sollecitudini de san Pío X (22-11-1903)
* la encíclica Musicae Sacrae disciplina de Pío XII (25-12-1955)
*
* la instrucción Musicam Sacram (5-3-1967)
jueves, 12 de marzo de 2009
Carta del Santo Padre a los Obispos
CARTA SOBRE REMISIÓN EXCOMUNION OBISPOS DE LEFEBVRE
CIUDAD DEL VATICANO, 12 MAR 2009 (VIS).-Hoy se hizo pública una carta de Benedicto XVI a los obispos de la Iglesia católica sobre la remisión de la excomunión de los cuatro Obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre.
Ofrecemos el texto completo del documento, fechado el 10 de marzo y que se ha publicado en inglés, francés, español, italiano, alemán y portugués:
"Queridos Hermanos en el ministerio episcopal
La remisión de la excomunión a los cuatro Obispos consagrados en el año 1988 por el Arzobispo Lefebvre sin mandato de
Una contrariedad para mí imprevisible fue el hecho de que el caso Williamson se sobrepusiera a la remisión de la excomunión. El gesto discreto de misericordia hacia los cuatro Obispos, ordenados válidamente pero no legítimamente, apareció de manera inesperada como algo totalmente diverso: como la negación de la reconciliación entre cristianos y judíos y, por tanto, como la revocación de lo que en esta materia el Concilio había aclarado para el camino de la Iglesia. Una invitación a la reconciliación con un grupo eclesial implicado en un proceso de separación, se transformó así en su contrario: un aparente volver atrás respecto a todos los pasos de reconciliación entre los cristianos y judíos que se han dado a partir del Concilio, pasos compartidos y promovidos desde el inicio como un objetivo de mi trabajo personal teológico. Que esta superposición de dos procesos contrapuestos haya sucedido y, durante un tiempo haya enturbiado la paz entre cristianos y judíos, así como también la paz dentro de la Iglesia, es algo que sólo puedo lamentar profundamente. Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias. Me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad dispuesta al ataque. Justamente por esto doy gracias a los amigos judíos que han ayudado a deshacer rápidamente el malentendido y a restablecer la atmósfera de amistad y confianza que, como en el tiempo del Papa Juan Pablo II, también ha habido durante todo el período de mi Pontificado y, gracias a Dios, sigue habiendo.
Otro desacierto, del cual me lamento sinceramente, consiste en el hecho de que el alcance y los límites de la iniciativa del 21 de enero de 2009 no se hayan ilustrado de modo suficientemente claro en el momento de su publicación. La excomunión afecta a las personas, no a las instituciones. Una ordenación episcopal sin el mandato pontificio significa el peligro de un cisma, porque cuestiona la unidad del colegio episcopal con el Papa. Por esto, la Iglesia debe reaccionar con la sanción más dura, la excomunión, con el fin de llamar a las personas sancionadas de este modo al arrepentimiento y a la vuelta a la unidad. Por desgracia, veinte años después de la ordenación, este objetivo no se ha alcanzado todavía. La remisión de la excomunión tiende al mismo fin al que sirve la sanción: invitar una vez más a los cuatro Obispos al retorno. Este gesto era posible después de que los interesados reconocieran en línea de principio al Papa y su potestad de Pastor, a pesar de las reservas sobre la obediencia a su autoridad doctrinal y a la del Concilio. Con esto vuelvo a la distinción entre persona e institución. La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave. Hay que distinguir este ámbito disciplinar del ámbito doctrinal. El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinares sino doctrinales. Hasta que la Fraternidad non tenga una posición canónica en la Iglesia, tampoco sus ministros ejercen ministerios legítimos en la Iglesia. Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución. Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia.
A la luz de esta situación, tengo la intención de asociar próximamente
Espero, queridos Hermanos, que con esto quede claro el significado positivo, como también sus límites, de la iniciativa del 21 de enero de 2009. Sin embargo, queda ahora la cuestión: ¿Era necesaria tal iniciativa? ¿Constituía realmente una prioridad? ¿No hay cosas mucho más importantes? Ciertamente hay cosas más importantes y urgentes. Creo haber señalado las prioridades de mi Pontificado en los discursos que pronuncié en sus comienzos. Lo que dije entonces sigue siendo de manera inalterable mi línea directiva. La primera prioridad para el Sucesor de Pedro fue fijada por el Señor en el Cenáculo de manera inequívoca: "Tú... confirma a tus hermanos" (Lc 22,32). El mismo Pedro formuló de modo nuevo esta prioridad en su primera Carta: "Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 Pe 3,15). En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado. El auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que proviene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más de manifiesto.
Conducir a los hombres hacia Dios, hacia el Dios que habla en la Biblia: Ésta es la prioridad suprema y fundamental de la Iglesia y del Sucesor de Pedro en este tiempo. De esto se deriva, como consecuencia lógica, que debemos tener muy presente la unidad de los creyentes. En efecto, su discordia, su contraposición interna, pone en duda la credibilidad de su hablar de Dios. Por eso, el esfuerzo con miras al testimonio común de fe de los cristianos -al ecumenismo- está incluido en la prioridad suprema. A esto se añade la necesidad de que todos los que creen en Dios busquen juntos la paz, intenten acercarse unos a otros, para caminar juntos, incluso en la diversidad de su imagen de Dios, hacia la fuente de
Por tanto, si el compromiso laborioso por la fe, por la esperanza y el amor en el mundo es en estos momentos (y, de modos diversos, siempre) la auténtica prioridad para la Iglesia, entonces también forman parte de ella las reconciliaciones pequeñas y medianas. Que el humilde gesto de una mano tendida haya dado lugar a un revuelo tan grande, convirtiéndose precisamente así en lo contrario de una reconciliación, es un hecho del que debemos tomar nota. Pero ahora me pregunto: ¿Era y es realmente una equivocación, también en este caso, salir al encuentro del hermano que "tiene quejas contra ti" (cf. Mt 5,23s) y buscar la reconciliación? ¿Acaso la sociedad civil no debe intentar también prevenir las radicalizaciones y reintegrar a sus eventuales partidarios -en la medida de lo posible- en las grandes fuerzas que plasman la vida social, para evitar su segregación con todas sus consecuencias? ¿Puede ser totalmente desacertado el comprometerse en la disolución de las rigideces y restricciones, para dar espacio a lo que haya de positivo y recuperable para el conjunto? Yo mismo he visto en los años posteriores a 1988 cómo, mediante el regreso de comunidades separadas anteriormente de Roma, ha cambiado su clima interior; cómo el regreso a la gran y amplia Iglesia común ha hecho superar posiciones unilaterales y ablandado rigideces, de modo que luego han surgido fuerzas positivas para el conjunto. ¿Puede dejarnos totalmente indiferentes una comunidad en la cual hay 491 sacerdotes, 215 seminaristas, 6 seminarios, 88 escuelas, 2 institutos universitarios, 117 hermanos, 164 hermanas y millares de fieles? ¿Debemos realmente dejarlos tranquilamente ir a la deriva lejos de la Iglesia? Pienso por ejemplo en los 491 sacerdotes. No podemos conocer la trama de sus motivaciones. Sin embargo, creo que no se hubieran decidido por el sacerdocio si, junto a varios elementos distorsionados y enfermos, no existiera el amor por Cristo y la voluntad de anunciarlo y, con Él, al Dios vivo. ¿Podemos simplemente excluirlos, como representantes de un grupo marginal radical, de la búsqueda de la reconciliación y de la unidad? ¿Qué será de ellos luego?
Ciertamente, desde hace mucho tiempo y después una y otra vez, en esta ocasión concreta hemos escuchado de representantes de esa comunidad muchas cosas fuera de tono: soberbia y presunción, obcecaciones sobre unilateralismos, etc. Por amor a la verdad, debo añadir que he recibido también una serie de impresionantes testimonios de gratitud, en los cuales se percibía una apertura de los corazones. ¿Acaso no debe
Queridos Hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5,13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: "No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente". Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en San Pablo. Bajo ciertos aspectos puede ser también así. Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada. ¿Sorprende acaso que tampoco nosotros seamos mejores que los Gálatas? Que ¿quizás estemos amenazados por las mismas tentaciones? ¿Que debamos aprender nuevamente el justo uso de la libertad? ¿Y que una y otra vez debamos aprender la prioridad suprema: el amor? En el día en que hablé de esto en el Seminario Mayor, en Roma se celebraba la fiesta de la Virgen de
Con una especial bendición apostólica me confirmo".
Fuente: Vatican Information Service.
BXVI-CARTA/EXCOMUNION OBISPOS LEFEBVRE/... VIS 090312 (2500)
miércoles, 11 de marzo de 2009
El Card. Cañizares y la necesidad de la formación litúrgica
martes, 10 de marzo de 2009
Cardenal Cañizares: “Adorar a Dios es lo que cambia la vida de los cristianos”
La Congregación para el Culto reflexionará sobre la importancia de la Adoración eucarística
CIUDAD DEL VATICANO, martes 10 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- En esta época de secularización es conveniente, siguiendo el ejemplo del propio Papa Benedicto XVI, recuperar la práctica de la adoración eucarística. Así lo dio a entender hoy el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, cardenal Antonio Cañizares, a propósito de la plenaria que su dicasterio celebra esta semana.
En declaraciones a Radio Vaticano, el purpurado explicó que la adoración eucarística será el tema central dela reunión plenaria, que tendrá lugar en la Santa Sede hasta el próximo viernes.
“La liturgia es ante todo adoración -explicó-. La Iglesia es obra de Dios, es acción de Dios, es reconocimiento de lo que Dios hace en favor de los hombres. Y la adoración que expresa la liturgia, sobre todo la Eucaristía, es el reconocimiento de Dios, de que todo viene de Él, de que todo lo que nos pertenece debe encontrarle a Él”.
Precisamente en el actual contexto de secularización, en que “se tiende a olvidar a Dios, a considerarlo poco importante para la vida”, añadió el cardenal Cañizares, es oportuno “reafirmar que lo primero es Dios”.
“Esto es lo que cambiará la vida de los cristianos y de la Iglesia”, añadió. Cuando la Iglesia “olvida que Dios es el centro de todo, se convierte en una institución meramente humana”.
Una práctica secular
Aunque la devoción eucarística ha sido de gran importancia desde los primeros siglos del cristianismo, la adoración fuera de la Misa empieza a configurarse desde el siglo XI, y sobre todo tras la rotunda afirmación de la Presencia Real de Cristo hecha por los Concilios Romanos de 1059 y de 1079.
La adoración eucarística recibió un fuerte impulso entre los siglos XIII y XIV, con el establecimiento de la fiesta del Corpus Christi en todo el mundo cristiano, una devoción que en ocho siglos ha aumentado enormemente, especialmente tras el Concilio de Trento, en España e Italia y en los países latinoamericanos.
A lo largo de la historia han surgido muchas asociaciones dedicadas a la veneración del Santísimo Sacramento. La más extendida actualmente es la Adoración Nocturna, que en su forma actual procede de la asociación fundada por Hermann Cohen en París en 1848.
lunes, 9 de marzo de 2009
Formación Litúrgica
“La verdadera formación litúrgica no puede consistir en el aprendizaje y ensayo de las actividades exteriores, sino en el acercamiento a la actio esencial, que constituye la liturgia, en el acercamiento al poder transformador de Dios que, a través del acontecimiento litúrgico, quiere transformarnos a nosotros mismos y al mundo. Claro que, en este sentido, la formación litúrgica actual de los sacerdotes y de los laicos tiene un déficit que causa tristeza. Queda mucho por hacer”. BENEDICTO XVI.
Para
En definitiva, la liturgia de la cual forma parte el culto no es más que la historia de los acontecimientos salvíficos y el ejercicio del sacerdocio de Cristo. En ningún caso debe considerarse la liturgia ni como la parte externa y sensible del culto divino ni como un conjunto de leyes y preceptos que reglamentan los ritos sagrados.
La liturgia, que emplea un lenguaje simbólico, se vale de fórmulas litúrgicas (lecturas bíblicas, salmos, letanías, cánticos, doxologías, himnos, colectas, etc.), de materias litúrgicas (pan, vino, agua, sal aceite, ceniza, fuego, cera, ramos de flores, incienso) y de actitudes y gestos (postraciones, genuflexiones, imposición de manos, señal de la cruz, elevación de manos, etc.). Así mismo existen libros litúrgicos, hoy compendiados en el Misal Romano, Leccionario, Libro de
Solamente son actos litúrgicos las celebraciones que expresan el misterio de Cristo y la naturaleza sacramental de
Desde que en 1570 Pío V impuso la unificación de los libros litúrgicos, en todo Occidente sólo subsisten algunos casos muy contados de liturgias locales: la mozárabe de Toledo (también llamado rito hispano, propia de España) la ambrosiana de Milán y la lionesa de Lyón. Tras el Vaticano II,
martes, 3 de marzo de 2009
¿Se enteró de esto?
Revival de la confesión
No suele ser frecuente que el sacramento de la confesión sea noticia. Por eso es significativo el largo reportaje que The Wall Street Journal dedicó a la “vuelta” de la confesión. “El pecado nunca pasa de moda, pero la confesión está experimentando un revivial”, dice el subtítulo. En el texto se habla de algunas iniciativas emprendida por diócesis católicas de Estados Unidos para hacer de la confesión una “top priority”.
Se informa, por ejemplo, de que la diócesis de Washington D. C. lanzó en febrero una campaña para invitar a los católicos a acudir a la confesión durante la Cuaresma. Para ello se usaron avisos en radio y espacios publicitarios en autobuses, metro y pantallas públicas. “La respuesta fue suficientemente fuerte como para que diez parroquias decidieran ampliar los horarios de confesiones”. La diócesis de Orlando editó 190 mil folletos recomendando la confesión. Se relatan algunos testimonios y experiencias como la de tres capuchinos, que confiesan en un centro comercial (el típico mall) de Colorado Springs (Colorado) once horas al día, seis días a la semana (foto).
El artículo se hace eco también del interés de algunas denominaciones protestantes por la confesión. Desde luego, es algo distinto de lo que la doctrina católica entiende por sacramento de la confesión (incluso, a veces, adquiere formas más bien llamativas, como confesión pública en internet, etc.). En todo caso, de la información del diario se deduce que algunos pastores protestantes consideran muy pobre ganar prosélitos solo “con sermones que gustan al oido, café y servicios tipo conciertos de rock, sin mencionar nunca la llamada al arrepentimiento”.
Fuente: conoZe.comlunes, 2 de marzo de 2009
Formación Litúrgica
Espero que estos aportes sobre la formación litúrgica sean de utilidad para quienes se interesen en el tema. Quiero advertir que los conceptos que se vierten en los mismos son breves y sencillos, ya que no se busca elaborar un tratado de liturgia, sino brindar datos precisos que sirvan en especial a quienes recién toman contacto con ellos. Que el Señor los bendiga y reciban mi saludo en Cristo y María.
La palabra Liturgia viene del griego (leitourgia) y quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad. Hoy se usa para designar todo el conjunto de la oración pública de
El Concilio Vaticano II en la "Constitución sobre
1) Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo. Es decir, en
2) Los signos sensibles realizan la santificación de los hombres en lo que significan. Por ejemplo, el agua en el Bautismo significa y realiza la purificación y es principio de vida, el pan en
3) En la acción litúrgica, Cristo y los cristianos, que forman el Cuerpo Místico, ejercen el culto público.
4) Es la acción sagrada por excelencia, que ninguna oración o acción humana puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo.