Destilad, cielos, el rocío de lo alto
y que las nubes lluevan al Justo;
ábrase la tierra y brote el Salvador.
Los cielos cantan la gloria de Dios
y el firmamento pregona cuán grandes
son las obras de sus manos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Resulta oportuno entonces, al comenzar este trabajo, dar gracias al Señor y pedirle su bendición para este emprendimiento y para todos los que se acerquen al mismo.
Próximamente comenzaremos a transitar los caminos que nos hemos propuesto, y publicaremos muchos aportes dedicados principalmente a los temas litúrgicos, sin dejar otros temas como los sacramentos, sacramentales, oraciones y otros, que nos ayuden a formarnos, a fin de poder dar testimonio de nuestra esperanza.
"Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia" (1Pe.3,15-16).