ERRORES MÁS FRECUENTES COMETIDOS EN
Esta es una breve relación sin ánimo de ser exhaustivos de aquellos errores o costumbres más comunes cometidos durante la celebración eucarística que no se ajustan a las normas litúrgicas con el único ánimo de ayudar a corregirlos en lo posible teniendo presente que lo más importante en
A) POR PARTE DE LOS FIELES:
Leer
Acabar las lecturas diciendo “Es palabra de Dios” en vez de “Palabra de Dios” (también el sacerdote lo hace a veces).
Los lectores deben omitir la frase “Primera o Segunda Lectura” y pasar directamente a decir de quién está tomada
Omitir la reverencia o hacérsela al sacerdote en vez de al altar cuando suben a realizar alguna lectura o para
Permanecer sentados durante la oración sobre las ofrendas. Es el momento más importante de esa parte de
Permanecer de pie durante el momento de la consagración (aunque por razones de edad, incomodidad del lugar, u otras causas se puede permanecer de pie). En cualquier caso
Recitar junto con el sacerdote la doxología final que cierra
Leer
Dar golpes triples con el incensario ya que siempre deben ser dobles. Esto es extensible al sacerdote cuando usa el incensario.
Cuando se comulga en la mano
Para finalizar diremos que en la procesión de las ofrendas se deberían llevar al altar sólo objetos que sean donaciones para el servicio del mismo o regalos para los pobres.
B) POR PARTE DEL SACERDOTE:
Predicar desde el ambón. Es preferible hacerlo desde la sede, aunque no está prohibido si no hay otro lugar elegible.
Lavar los vasos sagrados (ablución) después de la comunión en el altar. Debe hacerse o bien al acabar
No mirar hacia el ambón cuando se está proclamando el Evangelio por el diácono o bien por otro concelebrante diferente del Presidente. Todos los que permanecen en el altar deben girarse ligeramente y mirar al Ambón mientras se proclama el Evangelio. El protagonismo está en ese momento en
Disponer el altar lleno con los objetos precisos para la celebración eucarística para “tenerlo todo a mano” por comodidad (vinajeras, cáliz, misal, patena, etc.). El altar debe permanecer lo más escueto posible y colocar sobre él los objetos según se vayan necesitando, retirándolos cuando dejan de usarse. A veces cuesta distinguir al sacerdote tras la cantidad de objetos allí depositados, a los que a veces se suman floreros con ramos de flores y velas en candelabros.
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