miércoles, 20 de agosto de 2008

SIMBOLOGIA LITÚRGICA - parte II

No está de más saber algo del origen de algunas de las representaciones simbólicas que observamos en ciertos grabados o representaciones pictóricas, antiguas o modernas. Esta es la razón de transcribir este trabajo tomado de: conocereisdeverdad.org Espero les sea provechoso.

I. El Milagro de la Multiplicación

En dos ocasiones Cristo alimentó a las muchedumbres que le siguieron al desierto con panes y peces que milagrosamente multiplico. En la primera de ellas, anotada por los cuatro Evangelistas, cinco panes y dos peces saciaron la necesidad de cinco mil personas. En la segunda ocasión, que solo la menciona San Mateo (15, 32 sig.), siete panes y "algunos" pececillos fueron suficiente para cuatro mil personas. De acuerdo con la práctica de presentar solo los detalles necesarios para llevar el significado de un símbolo, los artistas Cristianos de las catacumbas representaron la milagrosa multiplicación como un banquete donde los invitados se ven compartiendo una cena de panes y peces. En los frescos de esta categoría la fuente de inspiración del artista claramente la indican las cestas de fragmentos a ambos lados de la escena. El número de cestas representadas no siempre concuerda con la historia ya que se le consideraba irrelevante en su relación con los símbolos. De los frescos eucarísticos, seis ilustran siete cestos y en otros tres frescos se ilustran dos, ocho y doce cestos respectivamente. El número de huéspedes en todas las simbólicas cenas eucarísticas invariablemente es de siete. Una particularidad que Wilpert estima se debe al gusto de los primero Cristianos por el simbolismo de los números. Según San Agustín (Tract. cxxiii, en Joan.), el número siete representaba la totalidad del mundo Cristiano. La más antigua representación eucarística en las catacumbas es el fresco conocido como "Fractio Panis", que ornamenta la "Capella Greca" en el cementerio de Santa Priscila. Wilpert data la fecha de este fresco, y de otras obras de esta capilla, a la primera parte del siglo II, y su opinión es generalmente aceptada. La escena presenta a siete personas en la mesa, reclinados en un diván semicircular, ilustrado sobre el receso en la pared de esta pequeña capilla subterránea, por ende cerca de donde una vez estuvo el altar. Uno de los comensales es una mujer. El sitio de honor a la derecha (in cornu dextro), es ocupado por el "presidente de la asamblea de hermanos" (descrito para el 150 al 155 por Justino, Mártir, en su obra Culto Cristiano), el obispo o un sacerdote escogido para sustituirle en la ocasión (Apol. I, lxvi). El Presidente (proestos), un personaje venerable y barbudo, es presentado realizando la función descrita en los Hechos de los Apóstoles (2, 42-46; 20, 7) partiendo el pan, por ende el nombre "Fractio Panis" (he klasis tou artou), adecuadamente dado al fresco por su descubridor. Hay que notar que esas palabras son frecuentemente usadas en la temprana literatura Cristiana no inspirada como un sinónimo para la Eucaristía, (para los textos ver Wilpert, "Fractio Panis", Freiburg, 1895). Por tanto, el momento representado es aquel previo a la comunión, cuando al igual que hoy el celebrante divide la Sagrada Hostia. Como para disipar toda duda sobre el carácter de la imagen, el artista añade un detalle no encontrado en ninguna otra representación eucarística. Frente al celebrante coloca una copa de dos agarraderas, evidentemente el cáliz (calix ministerialis) de la segunda centuria. Tales son las primeras representaciones de arte Cristiano sobre el ofrecimiento de la Misa. Un reciente escritor considera la escena una representación de la celebración eucarística en conexión con el ágape funeral en el aniversario de alguna persona sepultada en la capilla. Desde esta perspectiva, los comensales en el banquete representan las relaciones del fenecido asistiendo en una Misa de aniversario (sacrificium pro dormitione) para el descanso de su alma (Wieland, Mensa und Confessio, p. 139). En adición a esos únicos detalles demostrando la verdadera celebración de la Misa temprano en el siglo II, el autor de este fresco ilustra a la par con la realidad un símbolo de la Eucaristía. En el centro de la mesa hay dos platos, uno con cinco panes y el otro con dos peces mientras a ambos lados del diván hay siete cestas con pan están simétricamente distribuidas.

Siguiendo al "Fractio Panis", los más singulares frescos donde la milagrosa multiplicación es usada como símbolo eucarístico, lo son dos en la cripta de Lucinia que es la parte más antigua de la catacumba de San Calixto. Cada una consiste de un pez y una cesta con panes en un campo verde. A primera vista parece como si los peces estuviesen representados cada uno cargando una cesta con panes mientras nadan. Un minucioso examen de los frescos realizado por Wilpert demuestra que las cestas han sido puestas muy cercanas, pero no en los peces y que la supuesta superficie color azul verdaderamente es verde. Por ende el tema es la milagrosa multiplicación y la superficie verde representa un campo. Como símbolo de esas imágenes es particularmente impactante la introducción de dos vasos, que contienen una substancia roja, dentro de los cestos. Evidentemente, con este detalle, el artista tenia en mente la parte eucarística del vino. Consecuentemente, todos los frescos dejan en un observador del siglo II un mensaje cercano a: el pan milagrosamente multiplicado, junto al vino, forma la sustancia de la Eucaristía, que a su vez por un mayor milagro, se convierte en el Cuerpo y la Sangre del Divine Ichthys, Jesús Cristo.

Las varias escenas de los banquetes eucarísticos de las catacumbas apropiadamente simbolizaban la recepción de la Sagrada Comunión. En una ocasión anterior el artista representó, aparte de una representación de este carácter, un nuevo símbolo con especial relación a la Consagración. Esto consistió de una escena demostrando dos personas en torno al trípode donde hay pan y un pez. Una de las dos figuras es vestida en la túnica y pallium reservado en el temprano arte Cristiano a las personas de carácter sagrado, mientras la otra queda localizada en el lado opuesto en actitud orante. La persona sagrada mantiene sus manos extendidas sobre el pan y los peces, así como un sacerdote tendiendo sus manos sobre el cáliz antes de la Consagración. Wilpert interpreta la escena de modo que la figura con sus manos extendidas representa a Cristo realizando el milagro de la multiplicación, acto donde la intención del artista era simbolizar la Consagración. Sin embargo, el orante es un símbolo de los fenecidos el cual a través de la Sagrada Comunión ha logrado felicidad eterna: "el que come este pan vivirá para siempre" (Jn 6, 58). La representación descrita forma una en una serie de tres temas, todos relacionados a la Eucaristía. La segunda serie es el usual banquete de siete personas simbolizando la Comunión, mientras la tercera presenta a Abraham y a Isaac en actitud orante. En el simbolismo de la época Isaac era estimado como una figura de Cristo, por ende se infiere que esta representación del sacrificio de Abraham era figurativa del Sacrificio de la Cruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

TUS COMENTARIOS SERVIRÁN PARA DISCERNIR LO ÚTIL DE LO INÚTIL DE CADA ENTRADA: