EL CULTO AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
“El culto que se da a
La exposición y bendición con el Santísimo Sacramento debe ser un acto comunitario que contemple la celebración de
Para la exposición del Santísimo, litúrgicamente se procederá de la siguiente manera: Reunido el pueblo y, si parece oportuno, habiéndose iniciado algún cántico de carácter eucarístico, el ministro se acerca al altar. Si el Sacramento no se reserva en el altar de la exposición, el ministro, con el humeral lo trae del lugar de la reserva, acompañado por fieles con velas encendidas. El copón o la custodia se colocará sobre el altar cubierto con mantel, corporal y seis o cuatro velas de cera encendidas. Si se hizo la exposición con la custodia, el ministro inciensa al Santísimo y suele rezar seis padrenuestros con sus avemarías y glorias tras una jaculatoria eucarística; luego se retira, si la adoración va a prolongarse algún tiempo.
Si la exposición es solemne y prolongada, se debería consagrar la hostia para la exposición, en
Durante el tiempo que dure la exposición, se podrán decir oraciones, cantos y lecturas, de manera que se concentren en una profunda oración. Nunca el Santísimo deberá estar expuesto sin vigilancia suficiente ni sin presencia de fieles. Se deben aprovechar las lecturas de la sagrada Escritura o breves exhortaciones, que promuevan un mayor aprecio del misterio eucarístico. Es también conveniente que los fieles respondan a la palabra de Dios cantando. Se necesita que se guarde piadoso silencio en momentos oportunos. Ante el Santísimo Sacramento expuesto por largo tiempo, se puede celebrar también alguna parte, especialmente las horas más importantes, de
La bendición con el Santísimo es el colofón del acto de culto a Jesús Sacramentado. Al final de la adoración, el sacerdote o el diácono se acerca al altar; hace genuflexión, se arrodilla y se entona el cántico eucarístico. Mientras tanto, arrodillado, el ministro inciensa el Santísimo Sacramento, si la exposición se hizo con la custodia. Luego se pone en pie y entona la oración.
Una vez dicha, el sacerdote o el diácono se coloca el humeral, hace genuflexión, toma la custodia o el copón y traza con el Sacramento la señal de
Queda prohibido expresamente celebrar
La exposición del Santísimo puede hacerla el sacerdote, un diácono e incluso un acólito instituido o persona autorizada aunque estos últimos no pueden en ningún caso impartir la bendición, reservada al presbítero o diácono. Si la exposición del Santísimo Sacramento se prolonga durante uno o varios días, debe interrumpirse durante la celebración de la misa, a no ser que se celebre en una capilla o espacio separado del lugar de la exposición y permanezcan en adoración por lo menos algunos fieles.
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