Uno de los más grandes problemas con los que nos encontramos es la creciente fe de los niños en la "omnipresencia" de Santa Claus, quien ve todo y es quien juzga nuestras acciones para premiarnos o no. Con ello, poco a poco durante la época de Navidad, se ha ido vaciando en la conciencia de los niños la verdadera idea de Dios, al menos del Dios anunciado por Cristo. Para muchos de ellos, hoy por hoy, Navidad significa; Santa Claus.
¿Qué hacer? La respuesta no es sencilla pues involucra muchos elementos y aspectos de la vida del niño y de su relación con los demás niños con los cuales convine diariamente y cuyos padres pueden no estar de acuerdo con está realidad. Por ello, creemos que ante todo se debe tener prudencia, como en todos los temas delicados que pueden afectar el desarrollo de los niños y su comprensión del mundo y de la fe.
Consideramos que un buen inicio sería el tratar el tema y la figura actual de Santa Claus, como lo que es: UN CUENTO, como pude ser el de Pinocho o Blanca Nieves, y así colocarlo correctamente en la historia y en la perspectiva cristiana. Es necesario entonces instruir a los niños en la verdadera historia de Santa Claus.
Pero, y ¿quien es en realidad Santa Claus? Bueno, pues, su historia se remonta al siglo IV a un lugar en Turquía llamado Bary, en donde vivió un santo Obispo, llamado Nicolás, el cual se distinguió entre otras cosas por atender de manera especial a los niños pobres. Su historia nos relata que en una ocasión resucitó a tres niños, por lo que a la muerte del obispo (+342), se multiplicaron una serie de prodigios y milagros que hicieron que creciera rápidamente su devoción y su culto, principalmente en los pueblos del norte de Europa que celebraban su fiesta el 6 de Diciembre.
En la época de la Reforma, los holandeses que se separaron de la Iglesia Católica, cambiaron la fiesta religiosa de san Nicolás, es decir "Sint Klaes", por una fiesta secular en la cual se identificaba, al santo con un personaje del Polo Norte, rodeado de duendes y que se encargaba de llevar regalos a los niños en Navidad. Al rededor del año 1600 esta tradición nórdica relacionada con la Navidad fue traída a Nueva York por los primeros colonizadores de Holanda y Alemania quienes en su nombre regalaban dulces y regalos a los niños. Con su incorporación al Ingles su nombre pasó de "Sint Klaes" a "Santa Claus" que es como lo conocemos hoy. Este personaje fue adoptado así como el símbolo de la Navidad en los Estados Unidos.
Alguien dirá: El contarles esta historia sobre san Nicolás ¿no matará la inocencia del niño? O ¿Ahora cómo les diremos a nuestros niños que "Santa" no existe, que todo es un cuento? Bueno creo que parte de la respuesta la encontramos en el: cómo le decimos a los niños que no existe Blanca Nieves, o Pinocho, o cualquiera de los seres irreales que forman parte de la fantasía del niño, con la diferencia en que Santa Claus, si es un personaje real, es un santo, es decir es un amigo de Dios que ama mucho a los niños, por lo que LE AYUDA a Jesús a llevar los juguetes a los niños que se han portado bien. Esto hará que la atención se centré no en Santa Claus (que es solo un ayudante) sino en Jesús. Por ello es a Jesús a quien hay que pedirle los regalos, ya que es él quien, si nos hemos portado bien, nos enviara POR MEDIO DE SANTA CLAUS, que es como su mensajero, los regalos a nuestra casa. De manera que la cartita ES MEJOR enviársela directamente a Jesús (aunque no faltará algún niño abusado que le mande también una copia a Santa… solo por si acaso). De modo que el único que es omnipresente y dador de todos los dones es UNICAMENTE Jesús, pues él es Dios.
Cuando ellos mismos vayan descubriendo la realidad, como es el caso de Pinocho, el paso será mucho más sencillo, pues la realidad de san Nicolás, de su bondad, de su amor por los demás, permanecerá, restando en el niño su ejemplo.
Por otro lado, si reforzamos la idea de la Navidad, no como tiempo de Santa Claus, sino como la fiesta del Nacimiento de Jesús, poco a poco las cosas irán tomando su lugar. Recordemos que cuando se refuerza una idea, esta se afirma en el subconsciente y en la vida del hombre (razón por la cual la publicidad es efectiva); por el contrario cuando se desvalora o no se le da importancia, los contenidos, poco a poco, pasan a un segundo plano y finalmente se olvidan.
Hay que empezar con poco, es una tarea a largo plazo… no esperemos y mucho menos busquemos resultados inmediatos ya que esto pudiera tener muy malos efectos en el corto y mediano plazo. Introducir la figura de Santa Claus en la cultura y en la fantasía de los niños ha llevado muchos años, cambiarle su contenido nos tomará también algunos años.
Una idea concreta, sería el de evitar la presencia de Santacloses en nuestros adornos (en las puertas, en los jugueteros, en el papel de envoltura), y substituirlos por esferas, ángeles, pastores, y otros adornos propios de este tiempo . Y vivir en familia la preparación espiritual para la navidad.
Fuente: www.mercaba.org
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