lunes, 24 de marzo de 2008

La Liturgia y el Canto

EL CANTO EN LA LITURGIA DE LA COMUNIDAD

El canto nos pone en comunicación con Dios y nos pone en sintonía con la comunidad y con el acontecimiento (misterio) que celebramos.

El canto ayuda a formar comunidad, a expresarla y hacerla festiva. Fomenta la participación en la celebración; ayuda a superar el individualismo e integrarse al grupo.

El canto litúrgico tiene función ministerial (SC 112): está en función de la celebración. Un canto es litúrgico en cuanto sirve a la celebración comunitaria en el momento en que se lo canta. Esto hace que cada canto no sea bueno en sí mismo, sino para un determinado momento de la celebración. El canto no debe durar más que la acción (rito) a la que acompaña, ni usarse para rellenar momentos de silencio. También está en función de los participantes, de su cultura y de su situación concreta.

EL REPERTORIO LITURGICO

Hay que distinguir entre cantos litúrgicos y cantos religiosos. El canto litúrgico debe expresar la fe de la comunidad, ayudar a profundizar el sentido de lo que celebramos. Los cantos litúrgicos deben tener calidad en su música y en su letra. La música está al servicio del texto.

Los cantos deben respetar el texto litúrgico del Ordinario de la Misa. Y estar tomados fundamentalmente de la Escritura o de los textos litúrgicos (SC 121; 23; 33). Es necesario que haya cantos propios de cada tiempo litúrgico.

El texto de los cantos litúrgicos debe tener:

- calidad literaria (gramatical, sencillez...) - contenido litúrgico, evangelizador, funcional - sentido pastoral inculturado - oraciones en plural (emplear el nosotros en vez del yo)

Cantos fundamentales: Cantos importantes: Cantos comunitarios: Cantos complementarios:

Salmo responsorial - Santo Aleluia - Memorial - Amén entrada - comunión - (despedida) Kyrie/Gloria - ofrendas - Paz/Cordero

Criterios:

- No se puede cantar el primer canto que se nos ocurra. - No se puede cantar un canto sólo porque sea nuevo o lindo. - Ni se pueden elegir sólo los cantos que la gente mejor sabe (hay que ir ampliando el repertorio). + Hay que cantar cantos con calidad musical y letra litúrgica. + Cantos que la gente sepa y cante sin dificultad (los cantos nuevos deben ser bien aprendidos).

Escuchar a la gente para decidir mejor si conviene simplificar el repertorio o ampliarlo y mejorarlo. Popular no es lo mismo que vulgar. Hay que tener en cuenta quiénes participan en cada celebración.

La celebración se debe preparar en forma artesanal, no en serie: cada celebración tiene características y participantes propios y los cantos tienen que ser elegidos de acuerdo a ello.

Como los cantos son pertenencia de la comunidad, deben ser bien conocidos y ensayados previamente.

ROLES

La celebración litúrgica es una acción de todo el pueblo presidido por los ministros.

El coro, en muchos lugares, surgió a partir de grupos de personas que se situaban entre la gente para animar el canto. Suele tener a su cargo la parte más compleja de los cantos, pero no debe usurpar el papel del pueblo en las aclamaciones de la asamblea... Funciones del coro:

  • Animar y enriquecer el canto de la asamblea.
  • Resaltar lo que tiene de especial el domingo que se celebra. (Ej.: cantar estrofas propias del domingo con un estribillo común cantado por todos)
  • Acompañar en algunos momentos la reflexión de la gente.

La función del salmista es cantar el Salmo responsorial. Debe conocer el salterio. Y tener seguridad al cantar.

El encargado del canto (o director) debe impulsar la participación de todos. Debe transmitir seguridad; ser visible pero no absorbente. Debe 'saber estar' en una celebración. Si se apela a solistas, es importante evitar toda actitud de divismo.

El uso de instrumentos es una forma de participar con el carisma propio de cada uno. Se deben conocer la asamblea y la celebración, y considerarse parte de un conjunto (sin vedettismo). Hay que respetar los límites del registro de voz de los participantes. Los instrumentos no deben "tapar" a la asamblea. (El cantor principal tampoco debe estorbar cantando fuerte en el micrófono). Las palmas (cuando fuere adecuado incluirlas) no deben ahogar el canto.

EL RITO DE ENTRADA

El rito introductorio:

su función es integrarnos como grupo y con la Iglesia peregrina es una preparación para el resto de la celebración en él tiene mucha importancia el canto debe encarnarse en la cultura y la situación de la comunidad

El canto de entrada nos ayuda:

  • a constituir la asamblea (pasar del yo al nosotros)
  • a integrarnos con la Iglesia, pueblo de Dios en marcha
  • a ubicarnos en el tiempo litúrgico (se recomienda en este caso el uso de cantos propios de cada tiempo)
  • a tener presente el acontecimiento (misterio) que celebramos
  • a expresar las situaciones concretas que atraviesa la comunidad.
La gente debe saber bien el canto de entrada, de lo contrario en vez de ayudar a formar la asamblea, la desinfla. El canto de entrada no se debe alargar innecesariamente después que el sacerdote haya llegado a la sede.

Se pueden hacer variar los cantos iniciales en importancia según el tiempo litúrgico y el domingo. En Adviento y Cuaresma conviene cantar el rito penitencial, o el Señor ten piedad (Kyrie). El Gloria debería ser cantado durante el tiempo Pascual. En tiempo de Navidad podría ser empleado como canto de entrada. El rito de entrada no debe tener tal acumulación de cantos que le dé una duración desproporcionada.

EL SALMO RESPONSORIAL Y EL ALELUIA

El Salmo responsorial forma parte de la Liturgia de la Palabra. (IGMR 36). Es Palabra de Dios cantada. La Iglesia recomienda que se procure cantarlo siempre (al menos la antífona). Hace "eco" y prolonga el clima creado por la primera lectura. Su antífona contiene el núcleo del Salmo. No debe ser reemplazado por otro canto, a lo sumo puede cantarse otro salmo similar (si no se conoce el que corresponde). Se recomienda que se cante en modo responsorial (de respuesta).

Orientaciones: (orden decreciente de preferencia)

  • antífona propia cantada y salmo cantado
  • antífona propia cantada y salmo leído
  • antífona común cantada y salmo cantado o leído
  • antífona propia recitada y salmo leído (mal, pues la gente no atiende al salmo por memorizar la antífona. Esto se evitaría repitiendo la antífona sólo al principio y al final del Salmo).

Si el Salmo no se puede cantar, se lo lee en actitud orante (y evitando que lo lea el mismo lector de la 1ª Lectura. [Excepto el cántico del Éxodo en la Vigilia Pascual]) La antífona debe ser cantada por todos, no por un grupo o coro. Si no se puede aprender la antífona propia de cada domingo, se puede tener un repertorio de unas cuantas antífonas comunes y elegir la que más se adapte a ese Salmo.

El Aleluia (y el versículo) debe ser cantado por toda la asamblea. En muchos lugares es habitual que el versículo sea leído, entre aleluias, por quien va a proclamar el Evangelio. En Cuaresma no se canta el Aleluia, sino otra aclamación apropiada. La aclamación después del Evangelio es más expresiva si es cantada.

Los cantos de meditación no deben usarse para reemplazar el Salmo responsorial. Su lugar está en otros momentos: después de la homilía, durante la colecta, en la acción de gracias...

Se recomienda que el Credo se recite, o se cante estrictamente el texto litúrgico, pues expresa nuestra fe, la fe de la Iglesia (no un sentimiento más o menos difuso de adhesión a Cristo).

Conviene que la invocación de la oración universal sea cantada.

LA PRESENTACION DE LAS OFRENDAS

El canto indicado para este momento es procesional y tiene el sentido de acompañar la presentación de los dones, que representan todo lo bueno que Dios nos da y que le retornamos enriquecido con nuestro trabajo. (Es un canto de presentación, no de ofertorio). Durante la colecta, un coro o toda la asamblea, podría haber cantado un canto de reflexión de la Palabra de Dios escuchada. O pudo haber música sin canto. El canto de ofrendas no debe extenderse más allá del rito al que sirve.

LAS ACLAMACIONES

Las aclamaciones más importantes son:

- el Señor ten piedad (Kyrie) - la respuesta (invocación) de la Oración de los fieles - el Santo - la aclamación después de la consagración - el Amén de la Plegaria Eucarística - la respuesta Tuyo es el Reino... - el Cordero de Dios

En la Plegaria Eucarística hay 3 aclamaciones: prefacio >> Santo consagración >> aclamación del memorial doxología >> Amén Las aclamaciones están puestas pensando que van a ser cantadas. De esa manera adquieren toda su fuerza.

La Iglesia indica que el Santo se cante siempre. Es el canto más importante de la Misa. Es un canto de toda la asamblea. Debe ser jubiloso, aclamativo, bien sabido. Es un canto Propio de la Misa: se recomienda seriamente no usar letras que no respondan al texto litúrgico.

La aclamación del memorial de la institución (después de la consagración) también debería ser cantada, y no siempre la misma, usando también las otras dos formas de la aclamación. La respuesta Por tu Cruz... es la más indicada para Cuaresma. La respuesta Cada vez... es la más apta para Adviento.

El Amén final de la Plegaria Eucarística debe ser vigoroso y debe ser cantado (Inaestimabile Donum). Sin embargo se lo suele cantar muy poco. (Pero no es correcto que todos reciten la doxología junto con el sacerdote)

EL RITO DE COMUNIÓN

Los ritos alrededor de la comunión son una de las partes de la Misa más sobrecargadas musicalmente: Padrenuestro, paz, Cordero, comunión, acción de gracias, final.

El Padrenuestro es una oración para ser mejor rezada que cantada. Si se canta, es imprescindible respetar estrictamente el texto litúrgico. En estos casos, más que nunca, la música es esclava del texto. Es preferible que la aclamación Tuyo es el Reino... se cante.

El canto de Paz, si se canta, tiene que ser breve y resaltar que es Cristo el que nos da la paz y realiza nuestra unión. No se debe cantar mientras la gente se está saludando (a menos que lo cante sólo el coro).

El Cordero de Dios debería cantarse habitualmente durante la fracción del Pan. (Y evitar el canto de paz al menos en tiempos litúrgicos como Cuaresma y Adviento: la acumulación de cantos justo antes de la comunión no es recomendable).

El canto de comunión debe ser procesional y conviene que sea de tema eucarístico, o resalte el sentido de comunidad o que recuerde el tema del Evangelio o el tiempo litúrgico. Es un canto alegre, debe ser cantado con ganas. La gente lo debe saber bien. Debe durar todo lo que dure la procesión, y no extenderse más allá innecesariamente.

La acción de gracias es un momento más indicado para hacer silencio que para cantar. Por tanto el canto de comunión normalmente no debe extenderse ocupando este momento. Puede haber música suave, o un canto sereno de acción de gracias por parte del coro, acompañando la oración silenciosa del pueblo.

LA DESPEDIDA

Si bien no figura en el ritual, tenemos la costumbre de terminar la Misa cantando un canto, generalmente de envío o a la Virgen. Este canto final debería estar antes de la despedida (o antes de la bendición), pues el saludo "Pueden ir en paz" disuelve la asamblea, y debe ser interpretado como lo que es: una invitación a retirarse. Una forma de resolverlo podría ser cantar un canto muy breve y terminar luego con el saludo de despedida. Otra, dejándolo al final, pero que sea un canto breve, entusiasta y bien sabido para que la gente lo pueda ir cantando mientras se retira. O bien, reemplazar el canto por música o por un canto del coro mientras los fieles se van retirando.

EL ENSAYO DE CANTO

No es lo mismo animar una asamblea de niños que una de adultos, tampoco una Nochebuena que un 2 de noviembre. Convendría llegar a un acuerdo con la asamblea y con el que preside para destinar unos minutos antes de la celebración al ensayo. [Es deseable contar con una buena dosis de jovialidad, buena presencia, seguridad musical y algo de sentido del humor] Antes del ensayo, el grupo de músicos y cantores deberá tener claro cómo se desarrollará el mismo.

No conviene ensayar muchas cosas nuevas. Empezar cantando algo conocido y que guste a la gente. Decir en qué momento se va a cantar cada canto ensayado. A veces se puede hacer notar o corregir algún giro. (También resaltar alguna frase más apta para hacer oración). Es necesario que la gente tenga la letra de los cantos (a menos que sean muy fáciles de memorizar).

Empezar cantando el canto para que la asamblea lo escuche (a lo sumo acompañado de un solo instrumento). Si es a varias voces, inicialmente sólo se cantará la voz principal. Luego ensayar el estribillo (por partes si es necesario). Lo canta el animador y lo repite la asamblea. Luego se invita a la gente a que lo cante sola. Corregir y estimular. Luego ensayar las estrofas. Si hay varias voces se van ensayando, e incorporando más instrumentos. Se puede alternar entre naves, o entre varones y mujeres. Tener cuidado con el uso del micrófono: no "tapar" el canto comunitario. Es importante que la gente se escuche a sí misma cuando canta.

Si el canto no es fácil de aprender, no conviene cantarlo en la celebración hasta que la gente se sienta segura (sobre todo si es el canto de entrada, o una aclamación, o es del Ordinario).

El ensayo previo es una buena preparación a la celebración y es notorio el progreso de las comunidades que lo realizan.

Bibliografía recomendada:

Música, Liturgia y Pastoral - Grupo Pueblo de Dios - Bonum - B. Aires, 1991 Canto y música - Dossiers CPL - Barcelona, 1985 Los Salmos en la Liturgia romana - Oficina del Libro - Buenos Aires, 1994 Introducción General del Misal Romano

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