CIUDAD DEL
VATICANO, 20 MAR 2010 (VIS).-Ofrecemos a continuación un resumen de la Carta
pastoral del Papa a los fieles de Irlanda, que se ha hecho pública esta mañana:
El Papa
ha enviado una carta pastoral a todos los católicos de Irlanda para expresar su
consternación ante los abusos sexuales de jóvenes por parte de representantes
de la Iglesia y por la forma en que fueron afrontados por los obispos y
superiores religiosos de Irlanda. Pide que la carta se lea con atención en su
totalidad. El Santo Padre habla de su cercanía en la oración a toda la
comunidad católica irlandesa en este momento doloroso y sugiere un camino de
curación, renovación y reparación.
El Santo
Padre pide a los fieles que se acuerden de la roca de la que fueron tallados
(cf. Is 51, 1) y, en particular, de la válida contribución que los misioneros
irlandeses aportaron a la civilización de Europa y a la propagación del
cristianismo en todos los continentes. En los últimos años ha habido muchos
desafíos a la fe en Irlanda, debido a un rápido cambio social y a una menor
fidelidad a las tradicionales prácticas devotas y sacramentales. Este es el
contexto en el que hay que comprender la forma con que la Iglesia ha afrontado
el problema de los abusos sexuales de menores.
El
problema es consecuencia de muchos factores: una formación moral y espiritual
insuficiente en los seminarios y noviciados, una tendencia en la sociedad a
privilegiar el clero y otras figuras de autoridad, una preocupación desmedida
por el buen nombre de la Iglesia y para evitar escándalos han llevado a la
falta de aplicación, cuando era necesario, de las penas canónicas existentes.
Sólo examinando cuidadosamente los numerosos elementos que dieron origen a la
crisis es posible identificar con precisión sus causas y encontrar los remedios
eficaces.
Durante
su visita "ad limina" a Roma en 2006, el Papa exhortó a los obispos
irlandeses a "establecer la verdad de lo sucedido en el pasado, a tomar
todas las medidas necesarias para evitar que se repita otra vez, a garantizar
que los principios de justicia son plenamente respetados y, sobre todo, a curar
a las víctimas y a todos aquellos que están afectados por estos crímenes
atroces". A partir de entonces, el Papa se encontró con algunas víctimas
en más de una ocasión, escuchó sus historias personales, rezó con ellos y por
ellos, y está dispuesto a hacerlo de nuevo en el futuro. En febrero de 2010
llamó a los obispos irlandeses para que vinieran a Roma con el fin de examinar
con ellos las medidas que estaban adoptando para solucionar el problema, con
especial referencia a los procedimientos y protocolos actualmente en vigor
dirigidos a garantizar la protección de los niños en los ambientes eclesiales y
responder con prontitud y justamente a las denuncias de abusos. En esta carta
pastoral, se dirige directamente a una serie de grupos dentro de la comunidad
católica de Irlanda, a la luz de la situación que se ha creado.
Dirigiéndose en primer lugar a las víctimas de abusos, el Papa reconoce la
terrible traición que han sufrido y les asegura que siente mucho lo que han
tenido que soportar. Reconoce que en muchos casos nadie estaba dispuesto a
escucharles cuando encontraron el coraje para contar lo que les había sucedido.
Comprende cómo se debían sentir los que vivían en internados al no poder
escapar de su sufrimiento. Si bien reconoce lo difícil que debe resultar para
muchos de ellos perdonar o reconciliarse con la Iglesia, les exhorta a no
perder la
esperanza. Jesucristo , que fue víctima de sufrimientos
injustos, comprende la profundidad de su dolor y la persistente secuela en sus
vidas y sus relaciones. A pesar de todo, precisamente las heridas de Cristo,
transformadas por su sufrimiento redentor, son los medios por los cuales se
destruye el poder del mal y renacemos a la vida y a la esperanza. El Papa
insta a las víctimas a buscar en la Iglesia la oportunidad de encontrar a
Jesucristo y de hallar la curación y la reconciliación, redescubriendo el
infinito amor de Cristo por cada uno de ellos.
En sus
palabras a los sacerdotes y religiosos que han abusado de los jóvenes, el Papa
recuerda que deben responder ante Dios y ante los tribunales legítimamente
constituidos de las acciones pecaminosas y criminales que han cometido. Han
traicionado una confianza sagrada y han provocado vergüenza y deshonra a sus
hermanos. Se ha causado un gran daño no sólo a las víctimas, sino también a la
percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa en Irlanda. Mientras
les pide que se sometan a las exigencias de la justicia, les recuerda que no
deben desesperar de la misericordia que Dios ofrece incluso a los pecadores más
grandes, si se arrepienten de sus acciones, hacen penitencia y piden perdón
humildemente.
El Papa
anima a los padres a que perseveren en la difícil tarea de educar a los hijos a
reconocer que son amados y apreciados y a desarrollar una sana autoestima. Los
padres tienen la responsabilidad primordial de educar a las nuevas generaciones
en los principios morales que son esenciales para una sociedad civil. El Papa
invita a los niños y jóvenes a hallar en la Iglesia una oportunidad para un
encuentro vivificante con Cristo, y a no desanimarse por las faltas de algunos
sacerdotes y religiosos. Tiene confianza en la contribución de los jóvenes para
la renovación de la
Iglesia. Exhorta también a los sacerdotes y religiosos a no
desanimarse, sino más bien a renovar su dedicación a los respectivos
apostolados, trabajando en armonía con sus superiores. De esta manera aportarán
nueva vida y dinamismo a la Iglesia en Irlanda a través de sus testimonios
vivos de la obra redentora del Señor.
Dirigiéndose a los obispos de Irlanda, el Papa señala los graves errores de
juicio y el fracaso de la acción de gobierno de muchos de ellos, porque no
aplicaron correctamente los procedimientos canónicos en respuesta a las
denuncias de abusos. Aunque a menudo resultara difícil saber cómo hacer frente
a situaciones tan complejas, sin embargo hay que resaltar que se cometieron
errores graves con la consiguiente pérdida de credibilidad. El Papa les anima a
seguir luchando con determinación para poner remedio a los errores del pasado y
evitar que se repitan, aplicando plenamente el derecho canónico y cooperando
con las autoridades civiles en sus áreas de competencia. También pide a los
obispos que se comprometan a ser santos, a dar ejemplo, estimulando a los
sacerdotes y a los fieles a cumplir con su papel en la vida y en la misión de
la Iglesia.
Por
último, el Papa propone algunas medidas concretas para estimular la renovación
espiritual de la Iglesia en Irlanda. Pide a todos que ofrezcan su penitencia de
los viernes, durante un año, en reparación por los pecados de los abusos que se
produjeron. Recomienda recurrir con frecuencia al sacramento de la
reconciliación y a la práctica de la adoración eucarística. Anuncia su
intención de que se realice una visita apostólica en algunas diócesis,
congregaciones religiosas y seminarios, con la participación de la Curia Romana , y
propone una misión nacional de los obispos, sacerdotes y religiosos en Irlanda.
En este Año Sacerdotal, presenta a la figura de San Juan María Vianney como
modelo e intercesor para un ministerio sacerdotal revitalizado en Irlanda.
Después de agradecer a todos los que han trabajado duramente para afrontar con
firmeza el problema, concluye proponiendo una oración por la Iglesia en
Irlanda, para que la usen todos los fieles para invocar la gracia de la
curación y de la renovación en este momento de dificultad.
OP/RESUMEN CARTA
PASTORAL/IRLANDA
VIS 100320 (1290)
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