Oportunamente el sitio católico de noticias ZENIT.org. entrevistó a quien fuera durante cuarenta años Director del Coro de la Capilla Sixtina.
Aquí transcribimos totalmente dicha entrevista, invitando a que cada lector saque sus propias conclusiones.
ROMA. (ZENIT.org) Entre los nuevos
cardenales que fueron creados durante el consistorio el pasado 20 de noviembre
está Domenico Bartolucci, quien por más de 40 años sirvió como director del
Coro Capilla Musical Pontificia “Sixtina”.
A pesar de haber superado la edad de cardenales
electores, con 93 años, Benedicto XVI lo agregó al Colegio Cardenalicio por la
“generosidad y dedicación en el servicio de la Iglesia”, como afirmó el
pasado 20 de octubre cuando anunció el consistorio. Sus obras han sido
publicadas en varios volúmenes. ZENIT lo entrevistó.
-¿Cómo recibe este nombramiento?
Cardenal Domenico Bartolucci: No me lo esperaba.
Es cierto que es un signo de amor del Papa por la música sacra, un reclamo
evidente, especialmente en este momento de crisis, Antes la música era el alma
de la liturgia. Incluso en países – yo soy toscano, de un pueblecito llamado
Borgo San Lorenzo – todos cantaban en las plazas, las iglesias, las
procesiones, y escuchando las bandas musicales. Hoy hay chicos muy talentosos
pero la formación musical es a menudo poco adecuada. No sé quién es el culpable
pero actualmente prevalece el estadio y las discotecas y todo está reducido al
mercado.
-¿Cómo descubrió su vocación a la música?
Cardenal Domenico Bartolucci: Desde pequeño crecí
junto a mi padre que era un cantante apasionado de la Iglesia. En el
seminario la música era muy importante aunque en un sentido a mí me la impedían
porque los superiores temían que esto me distrajera del estudio del griego y el
latín. Luego vine a Roma y allí quedé encantado de la vitalidad de las capillas
musicales de las basílicas. Fui nombrado vice maestro de San Juan de Letrán y
luego maestro de la
Capilla Musical Liberiana de Santa María la Mayor como sucesor de
Licinio Refice en 1955 vice maestro de la Sixtina con Perosi. Estuve con él cuatro años y
luego de su muerte en 1956 Pío XII me nombró Director Perpetuo de la Capilla Musical
Sextina. A pesar de ello, cuando cumplí 80 años me relevaron del cargo. No me
informaron de esto, lo supe cuando nombraron a mi sucesor.
-¿Cómo fue este período como director de la Capilla Sextina?
Cardenal Domenico Bartolucci: La Sixtina tuvo una gran
vitalidad hasta el Concilio. Recuerdo las bellísimas funciones con el Papa
Pacelli y con el papa Juan XIII. Después de la Reforma litúrgica nuestra
contribución en las liturgias papales fue redimensionada. Nos salvamos con los
conciertos en todo el mundo donde se pudo mantener el patrimonio de la Capilla: viajamos a
Austria, Alemania, Irlanda, Francia.Bélgica. España. Filipinas, Australia,
Canadá, Estados Unidos, Turquía, Polonia y Japón.
-¿Cómo era el interés de Pío XII hacia la música
sacra?
Cardenal Domenico Bartolucci: El Papa Pacelli
amaba la música sacra y en ocasiones para descansar tocaba el violín. Con él
las funciones muchas veces se llevaban a cabo justamente en la Capilla Sextina.
Era una figura extraordinaria, de grande cultura y humanidad.
-¿Y en la época de Juan XIII?
Cardenal Domenico Bartolucci: La Capilla Sixtina le
debe mucho a Juan XIII. Bajo su pontificado fue aprobado por su propio interés
mi proyecto de reforma. Con Perosi (su
predecesor en la dirección del coro de la Capilla Sixtina
n.d.r) las cosas, lamentablemente, también por causa de su enfermedad, eran
degradantes. La Capilla
no tenía, por ejemplo una estructura fija de cantores, una sede o un archivo.
Gracias al papa Juan XIII reconstruimos todo casi de la nada y pudimos crear
la Schola puerorum exclusiva para chicos. Con los niños en
navidad cantábamos en el apartamento del papa delante del pesebre. Era
conmovedor.
-¿Cree que la música sacra podrá volver a lo que
era antes?
Cardenal Domenico Bartolucci: Se necesitará
tiempo. Ya no existen los maestros de otras épocas porque ya no se ve la
necesidad de que existan. Esperemos. Benedicto XVI ama mucho el canto
gregoriano y la polifonía y quiere recuperar el uso del latín. Entiende que sin
el latín el repertorio del pasado está destinado a ser archivado. Es necesario volver
a una liturgia que de espacio a la música, al gusto de lo bello, y también al
verdadero arte sagrado.
-¿Qué piensa del canto de la asamblea durante las
celebraciones litúrgicas?
Cardenal Domenico Bartolucci: Es necesario estar
atentos y no generalizar. No estoy en contra del canto del pueblo como algunos
me han acusado. Es más, ya desde antes del concilio escribí cantos del pueblo
para la liturgia en italiano. Estaban muy difundidos en las parroquias. Hay
pues contextos donde se pide necesariamente una Schola cantorum o de
todas maneras un coro que pueda hacer verdadero arte. Pensemos por ejemplo al
repertorio del canto gregoriano que requiere verdaderos artistas para que sea
hecho como se debe, o al grande repertorio polifónico. En estos casos el pueblo
participa en todos los derechos, nutriéndose y escuchando, pero son los
cantores quienes ponen al servicio de los demás su profesionalismo y su
competencia. Lamentablemente muchos en estos años de novedad han pensado que
participar quiere decir “hacer cualquier cosa”.
-¿Cuáles son sus autores preferidos, sus fuentes
de inspiración?
Cardenal Domenico Bartolucci: Para la música
sacra los grandes patriarcas son Palestrina y Bach. Palestrina es quien primero
ha intuido qué quiere decir el ajuste perfecto de la polifonía al texto sacro.
No por casualidad el Concilio de Trento se refirió a él para establecer los
cánones de la música sacra. Bach también es un grande pero refleja más el
espíritu de los nórdicos. En todo caso ambos muestran que la música se hace con
los grandes textos de la
Iglesia. Occidente tiene una historia musical riquísima que
la toman muchas culturas orientales. Hoy existe la necesidad de recuperarla y
de darle el gusto y el espacio en el lugar en el que se estableció la liturgia.
Por Carmen Elena Villa
Fuente: Zenit.org
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